Capítulo 16: Cada suspiro en ti es un latido en mi

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A Luna se le hizo un poco raro que Los Balsano y Aida Bellini se llevaran muy bien, como si fuesen viejos amigos. Le agradaba ver que no había malos sentimientos entre ellos, pero lo que más le extraño fue que los Balsano estuvieran viviendo con Aida, al parecer el señor había pedido un descanso en su trabajo con las relaciones internacionales y se dedicaban a cuidar de Matteo en conjunto con un par de enfermeras que también vivían en esa casa. Pero desde que Luna y sus amigos habían llegado, ellos se habían hecho cargo de Matteo y los adultos pudieron descansar un poco.

Está demás decir que Luna estaba que no cabía de la felicidad por tener de vuelta a su Matteo, al verdadero chico fresa.

-He leído que la música ayuda a estimular el cerebro, quizá le puede ayudar. -comentó Simón que estaba en un rincón de la habitación de Matteo.

-Es verdad, cantemos algo -dijo Gastón.

-No es posible que a todos lados lleves tu guitarra y esta vez no la trajiste, bien Simón, bravo -aplaudió Ámbar.

-¿Y yo qué iba a estar adivinando que la íbamos a ocupar? -se defendió Simón. La rubia puso los ojos en blanco.

-Aida me dijo que desde que llegamos ha mejorado mucho... Ya no necesita la mascarilla de oxígeno -Luna le acomodó el cabello a Matteo, su pasatiempo favorito era estar a un lado observándolo.

-Y si le cantamos seguro habrá mejoría. -sonrió Simón.

-No me maten, chicos, Luna... pero es que me dieron ganas de pintarle bigotes y otras cosas en la cara, como cuando te quedas dormido en las pijamadas -Gastón ocultó las ganas de soltar una carcajada tosiendo estruendosamente.

-¿Y le vas a sacar fotos para que las vea cuando despierte? -preguntó Ámbar entre risas.

-Qué malvados son -dijo Luna con diversión.

-¿Y la canción? -insistió Simón.

  •••  

Los días se iban volando y a Luna no le alcanzaban siquiera las mañanas para estar con Matteo. A veces no bajaba a comer y Aida tenía que llevarle todo en una bandeja. Era una mujer muy linda y dulce, le encantaba estar con Matteo al igual que a Luna y de vez en cuando Luna aprovechaba para contarle parte de su vida.

Pero aquella noche Luna tenía miedo pues la lluvia golpeaba fuertemente la ventana de su habitación y los relámpagos resonaban con fuerza provocando un entorno algo tétrico. Se preguntó si Matteo tenía miedo como ella... si sentía temor o algo parecido por estar sumergido en un sueño profundo. ¿Cuál era la sensación que tenía él en ese estado?

A tientas buscó sus pantuflas, con todo el sigilo posible salió de su habitación y caminó por el pasillo que conducía hacia donde Matteo estaba. 

El sonido de la máquina que registraba los latidos del corazón del chico fresa fueron opacados por los estruendos, Luna se acercó a Matteo.

-Hola, soy yo otra vez -susurró Luna- Emmm... yo... 

Un rayo partió el cielo y Luna se asustó, se tapó los oídos y hundió el rostro en la almohada de Matteo.

-Sé que te estarías burlando de mi pero tengo miedo. Encendí la luz de la habitación pero creí que pasaría como en las películas de terror, donde la luz parpadea y luego se apaga y aparece un asesino detrás o peor, un fantasma y yo... soy una boba. No pasa nada si me quedo a dormir contigo ¿verdad? no te molesta. 

Luna esperó a que le contestara y cuando cayó en cuenta de que no lo iba a hacer, tragó en seco. Era un poco decepcionante.

La chica abrió las cobijas de la cama de Matteo que era bastante amplia. Luna cuidó que todo lo que estaba conectado al cuerpo del chico se quedara en su lugar mientras ella se acostaba junto a él y se arropaba. 

Con tinta de agua clara (Soy Luna Fanfic) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora