Capítulo 8: Ya no me engañas

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Hacía un mes y medio que Luna no veía a Ámbar, era como si la tierra se la hubiese tragado. La echaba de menos, extrañaba esas veces en las que ella aparecía como arte de magia y le ayudaba a resolver sus dudas y problemas que se referían a Matteo y Federico. Le llamó todos los días a distintas horas pero la rubia no contestaba y en el Roller no volvió a aparecer. Se quedó con las ganas de saber el dichoso plan que les ayudaría a comprobar si Matteo y Federico eran la misma persona.

Luna suspiró, a fuera el viento soplaba con intensidad y las hojas sueltas de los arboles chocaban contra su ventana. Recordó la conversación que hace unos minutos había tenido con Mónica y Miguel, le dijeron que dejara de pensar en cosas que no valían la pena -como Matteo- y le hicieron saber su enojo porque Luna había dejado pasar el pre registro para la universidad y al día siguiente iba a graduarse del Blake South college. Afortunadamente la charla fue más civilizada aunque Luna quería volverles a gritar que ellos no eran sus padres y se moría de ganas por cumplir la mayoría de edad e irse de la casa, ser un alma libre y cargar ella sola con sus pesares.

Luna agitó la cabeza, tal vez eso iba ayudar a despejarse y conseguiría dormir tranquila para estar con buen aspecto en su graduación. Acomodó sus almohadas y se arropó hasta el cuello. Estaba a punto de quedarse dormida cuando su teléfono vibró. Estiró su mano para tomarlo de la mesita de noche, era un mensaje.

Federico – En línea

Hola Luna, perdón si te he despertado. Me dieron ganas de escribirte y saber cómo estás.

11:04 PM.

La chica bostezó y escribió:

Lunática - En línea

Qué onda Fede. Descuida, sigo despierta. Estoy bien y tú?

11:04 PM

Mientras Luna esperaba su respuesta recordó los días que se había reunido con Federico, todos en el Jam&Roller. Él le contaba lo que hacía en el Studio y los amigos que tenía, el reality show en el que iba a participar y los proyectos que tenía en mente para lanzar su carrera musical. A Ramiro le llegó a sus oídos una de esas tantas conversaciones sobre el Studio 21, y no dudó en acercarse a Federico y preguntarle todo acerca del ingreso a ese lugar, era justo lo que quería Ramiro y desde ahí se hicieron amigos, claro que un par de veces le dijo que se parecía a Matteo y al principio le parecía absurdo lo que Luna decía,  incluso se disculpó con ella y abandonó esa actitud de cortante, pareció que por fin pudo ponerse en sus zapatos. Al principio los otros chicos del roller se ponían extraños cada vez que Federico visitaba a Luna en el roller, él era muy amable con todos ellos, excepto con Simón a quien le veía de la misma forma que él lo hacía... De querer asesinarlo. Gastón un día se animó a platicar con Federico y no pudo evitar decirle lo mucho que se parecía a Matteo y que ambos eran grandes amigos. Federico y Gastón se hicieron muy cercanos. Y así, uno a uno -Pedro, Delfi, Jim, Nico, Yam y Jazmin- también fueron acercándose a él y al igual que Ramiro, pudieron sentir la misma duda de Luna, ¿Qué tal si Matteo no estaba muerto? Ellos sabían que Luna jamás encontró una prueba oficial de ello y sí, se volvieron más empáticos con la chiquilla. Nina un día se puso a llorar frente a Luna y se disculpó, se maldijo por alejarse de ella y no apoyarla como debía ser, pero le costaba aparentar ser fuerte y darle ánimos... como dicen por ahí, no puedes dar lo que no tienes. Le explicó que creía que ver a ese chico le iba a ser daño, pero estaba feliz por ella porque se le veía más contenta cuando Federico estaba cerca, sin duda Luna había cambiado y ya no lloraba cada cinco minutos... A Nina le costó más hablar con Federico, pero al instante compaginaron muy bien, Luna se dio cuenta de que él era tan inteligente como Nina y Matteo. A Federico parecía gustarle la astronomía y todo lo relacionado al cosmos porque su conversación favorita con Nina era sobre constelaciones y estrellas. Otro aspecto del que se percató es que Federico también era presumido pero sutilmente. El carácter era similar al de Matteo pero Federico era más sensible y noble, un poco parlanchín, mientras que Matteo era serio y muy observador, de pocas palabras pero eran claras y convincentes y no decía lo bueno que era hasta que lo demostraba y posteriormente se pavoneaba diciendo que era el rey de esto y aquello.

Con tinta de agua clara (Soy Luna Fanfic) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora