Seis - La huérfana (EDITADO)

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Sábado temprano

Judie bajó las escaleras hacia el comedor, dónde su padre no paraba de dar vueltas. Estaba nervioso. Además le había prohibido a ella salir de la casa por todo lo que estaba ocurriendo. Ella lo entendía, desde luego, pero necesitaba ver a su novio y a sus amigos.

La policía patrullaba su vecindario y el de sus amigos. Si había alguien actuando extraño, lo detendrían.

Vera la había llamado esa mañana muy alterada contándole lo que vivió en su propia casa. Aún seguía en el hospital con sus padres, el oficial Michels estaba dando vuelta la casa intentando encontrar algo que los lleve a saber quién estaba haciendo esto.

- ¿Papá? ¿Qué pasa?- Preguntó ella llegando al último escalón. Algo andaba mal, evidentemente.

Pero Steve no dijo nada, Judie escuchó pasos arriba, en la habitación de Paul. Seguro estaba despierto desde temprano, o quizás no había dormido, nadie había dormido después de lo de ayer. Judie incluso llevaba la misma camiseta de ayer negra con un corazón rojo desangrandose en el pecho, y su pijama de corazones amarillo.

- Hay algo de lo que quería hablarte, pero con todo esto que estuvo pasando no he podido decirte nada.- Dijo este finalmente.

Judie tomó asiento en la silla, junto a la mesa. Lo miró expectante.

- ¿Qué está pasando?- Inquirió.

Su padre se regresó hacia ella, se preguntó porque vestía tan elegante si no podían salir de la casa.

- Yo...- El timbre sonó justo antes de poder completar la frase.

Judie sintió una punzada de miedo en el corazón, temía que el asesino haya dejado algo en la puerta, otra vez.

- Tranquila, yo la invité.- Dijo este calmando a su hija y yendo a abrir.

Ella se preguntó a quien había invitado.

Cuando fueron al recibidor, ella se quedó en el umbral que separaba este del comedor. Esperando ver a una terapeuta entrando.

Pero en cambio vió un rostro poco familiar, pero que creía conocer.

- Hola.- Dijo la mujer parándose frente a ella, nerviosa. Vestía un montgomery negro y unos borcegos.

Finalmente unió las piezas, aquella mujer era Liz Waters, la tía de Samantha. La había visto en las noticias el día siguiente que Samantha se suicidó. Se le heló la sangre.

- ¿Q-qué haces aquí?- Formuló Judie poniéndose alerta.

Miró a su padre pero este había puesto las manos en su cintura y miraba el suelo de madera. Esperaba que alguien le dijera qué era lo que estaba pasando y porque todos actuaban raro.

- ¿No le dijiste?- Liz se volvió hacia Steve, eufórica.

- ¿Decirme qué?- Quiso saber ella cruzandose de brazos y alternando la vista entre ellos dos.

- Jude... Liz es... es...- Steve no podía terminar una oración.

- Soy tu madre.- Sentenció ella como si le dijera que mañana iba a llover.

Judie retrocedió atónita, tenía ganas de subir escaleras arriba y encerrarse en su cuarto, pero en cambio dijo:

- ¿Samantha es mi prima? ¿Qué hay de mi madre que dijiste que murió?- Se dirigió a su padre enojada.

- Tuve que huir de Seattle, y sé que ha pasado mucho tiempo pero he vuelto.- Liz se interpuso e intentó acercarse a ella.

- No te me acerques.- Judie le puso el dedo para que se detuviera e hizo lo que tantas ganas tenía de hacer: subió las escaleras a toda prisa y se encerró en su cuarto.

Scream: Final CutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora