Diez - Un asunto pendiente (EDITADO)

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Cuando lo tuvo cara a cara, sintió esa sensación que había sentido desde el principio, desde que se habían a enfrentado a Judie en aquel túnel subterráneo.

La persona que se había apoderado de su vida estaba ahí. Justo frente a sus ojos, y sin embargo no podía hacer nada.

- Sabía que vendrías.- Auguró él con una sonrisa dibujandose en su rostro, sin moverse de su lugar.

- Al fin... Estás donde tienes que estar.

- Incluso desde aquí puedo hacerte mucho daño, Brooke.

Ella tragó saliva y trató de evitar romperse, él no podía seguir controlando su vida. Natan ya no era una amenaza.

- En unas semanas será el juicio, así que estoy segura de qué sabes lo que te espera.- Anunció ella volátil.

- ¿Y lo que te espera a ti? ¿Crees que esto es todo? Esto ni siquiera a comenzado. Michels fue solo daño colateral, el principio de algo.

- Así que tienes un cómplice.- Lo frenó ella.

Se escucharon pasos en el pasillo detrás de ella.

- Diría que esto es más como... una secta vengativa. Ustedes hicieron mucho daño. A mí hija y a mi ex esposa. Ustedes destruyeron mi familia.

- ¡Yo no hice nada!- Gritó ella azotando los barrotes con una ira incontenible.

El guardia del otro lado echó un vistazo y Brooke se recompuso indicándole que todo estaba bien. .

- Exactamente. No hiciste nada, Brooke. No hiciste nada por Samantha, y no hiciste nada a las personas que la sentenciaron.

- ¿Qué se suponía que debía hacer? Yo tenía una vida, quería tener una vida normal.

- Sam... Ya no podrá tenerla.

- Solo detén esto. Tu venganza ya está completa.- Suplicó ella sin darse cuenta.

Un silencio tapó todo volviéndolo cada vez más complicado e intenso.

- ¡Detén esto!- Insistió Brooke sollozando.

- Ella estaba enamorada de ti, lo descubrí una semana después del suceso cuando encontré su diario.- Reveló este y a continuación analizó el rostro de Brooke.- Por tu cara supongo que no lo sabías, yo también me llevé una gran sorpresa.

- ¿De qué hablas?

- A ella le hiciste sentir cosas que no podía explicar. Ella es demasiado bella para habitar este mundo, eso fue lo que escribió.- El dolor abrió un hueco debajo de los pies de Natan y se lo tragó; él también estaba llorando.

Brooke no supo qué decir, ni siquiera podía tragarse toda la situación. ¿Samantha estaba enamorada de ella? Era imposible.

- Yo no... No sabía eso.

- Creo que entiendes mi dolor ahora.

- Aún así... Yo volvería al pasado y cambiaría las cosas, te lo prometo. Pero Natan tú tienes que entender mi dolor también, es la única manera de detener esto.

Ambos se miraron y durante un momento todo parecía estar construyendose. Pero entonces la puerta se abrió y el guardia entró.

- Se acabó el tiempo.

Brooke vaciló y se lo quedó viendo mientras el guardia la trasladaba fuera.

- Por favor.- Susurró ella mientras Natan la veía esfumarse.

~•~

Cuando Brooke salió al exterior del enorme complejo, no encontró al chófer personal de su padre.

Se ruborizó y luego comenzó a desesperarse.

Sacó su teléfono celular y buscó el número de su padre, marcó y esperó a ser atendida.

Ahí fuera no había nadie, toda la seguridad estaba dentro mientras afuera podían meterte una bala en el cráneo.

- Hola, Brooke. ¿Cómo ha ido la visita a tu profesor?

- Tú. Tú mataste a Michels. ¡¿Dónde está mi padre?!

- Tranquila, todavía no le he hecho nada, pero te aviso que el juego ha comenzado. Bueno, eso ya lo sabías o quizás es que nunca terminó. ¡El espectáculo ha comenzado!

- ¡Voy a destruirte! ¡Te haré suplicar por tu vida cuando te encuentre!- Espetó hecha un manojo de nervios.

- Nada de policía, y nada de puñaladas por la espalda o tu padre encontrará el mismo destino que tu oficial de policía.

Y cortó. Brooke se dejó caer al suelo y sollozó mientras se agarraba la cabeza.

Estaba a punto de sufrir un ataque de pánico cuando recibió un mensaje. Era de un número anónimo.

- Soy tu madre, necesito verte. Sé dónde estás. Alcanzame en el bar que está a dos calles del Centro Penitenciario. Sigue por la calle Stanson.

Se giró a ver el Centro Penitenciario justo detrás de ella, allí en el solitario estacionamiento.

¿Su madre quería verla?

No olía a nada bueno.

30 minutos más tarde

Le costó trabajo juntar valor para entrar al bar. Se pidió un café intenso y se sentó en el lugar junto a la ventana, dónde todos podrían ver si pasaba algo malo o si otra persona aparecía.

Pasaron 15 minutos y ella comenzó a sentir los nervios subiéndole por la garganta. Se volvió a pedir otro café hasta que vió una cabeza calva entrar en lugar de la melena rubia de su madre.

Era Mac.

- ¿Qué haces tú aquí? ¿Dónde está mi madre?

- De eso vine a hablarte. Ella desapareció.

Los ojos de Brooke se abrieron como platos y sujetó la taza con tanta fuerza que parecía que en cualquier momento iba a explotar.

- El día que el oficial Michels mandó a buscarnos, nosotros huimos. Era cuestión de tiempo que abrieras la boca, y todo se arruinara. Tu madre y yo estuvimos viviendo en mi auto, pero hace dos días no sé nada de ella.

- No puedo creer lo que me estás contando.- Brooke había perdido a sus padres de manera inesperada.

Y entonces todo cobraba sentido.

- ¿Qué pasa?- Mac notó que ella se ponía de pie abruptamente.

- El espectáculo ha comenzado.- Repitió su pensamiento en voz alta.

Scream: Final CutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora