Veintisiete - Liz (EDITADO)

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El sol no resplandecia, en cambio se asomaba una tormenta entre el cielo grisáceo.

Brooke había tenido una semana atrofiada de cosas: la muerte de Nicholas fue lo más difícil para ella y lo fue aún más cuando Luke la abofeteó frente a todos, luego estaba el rechazo de su padre, y la inminente desaparición de su madre. Esto último era lo que más rondaba su cabeza: ¿debería seguir cubriendo su paradero?

- Hey.- Stefany había apoyado su mano en el hombro de ella. La miraba con pena.- No te vi en el comedor hoy, ¿estás bien?

Brooke se volvió hacia ella y la abrazó. Allí al menos tenía amigos, y a pesar de no sentirse segura, podía decir que estaba conforme con su situación.

- Toc, toc.- Alguien se asomó en la puerta abierta. Era William.- Lamento interrumpir este... momento emotivo... pero el director me dijo que te avise que tienes visita.

Brooke se apartó de Stefany rápidamente y abrió los ojos sorprendida.

- ¿Quién es? ¿Mi padre? ¿Jason?

William negó con la cabeza.

- Es una mujer. Creo haberla visto alguna vez en la televisión.

Brooke no supo de quién se trataba hasta que fue al ala de visitas. Allí no había nadie excepto la mujer. Era Liz Waters.

El oficial Kai la detuvo antes de que se acercara a ella.

- Estaré escuchando todo, Liz puede ocultar más de lo que dice. Recuerda que no se hacer ver hace un tiempo. ¿De acuerdo?- De un momento a otro el oficial Kai se había vuelto en la sombra de lo que alguna vez fue Michels.

Ella asintió y se soltó de él, caminó hasta ella y tomó asiento. La tenía justo en frente, no podía creerlo.

- Ha pasado un tiempo...- Comenzó Brooke mirándola a los ojos.

- Cuatro meses para ser exactos.- Liz le mantuvo la mirada, a Brooke le pareció que estaba más demacrada que la última vez que la vió: esa mujer había perdido tanto.

- ¿Dónde estuviste, Liz? ¿Y por qué estás aquí?

Liz vaciló un momento y miró al guardia justo detrás de Brooke, intentando pasar desapercibido.

- Sé que soy sospechosa. Aunque estés aquí las cosas no han cambiado.

- ¿De qué hablas?

- Alguien ha estado enviándome mensajes, textos muy... raros. Primero era alguien haciéndose pasar por Samantha, mi sobrina. Luego fotos... grotescas.

Kai le dedicó una mirada y frunció el ceño, Brooke se acomodó en la silla.

- Tuve que irme. Es la única manera que tenía para estar a salvo.

- ¿Y dónde has estado?- La interrumpió Kai acercándose a la escena.

- Tengo una casa de campo en las afueras de Seattle. Steve y yo la compramos, esperando poder mudarnos con Judie para cuándo le contara, pero todos sabemos cómo acabó la cosa...

Brooke asintió y el oficial Kai se cruzó de brazos. El hecho de que Liz esté ahí solo podía significar algo... O quería colaborar con la policía o ya sabía quién estaba detrás de todo.

- Es Judie. Mi propia hija... está detrás de todo.- Asumió tragando saliva y jugando con sus manos sobre la mesa.

Entonces, sacó su teléfono y se lo pasó al oficial Kai. Ahí estaba todo.

- ¿Estás segura?- Quiso saber Brooke mientras Kai revisaba los mensajes.

- Sí...- Pero no se la notaba muy convencida.- A Samantha le gustaba mucho la pintura, ¿sabes?

Liz había cambiado de tema muy convenientemente.

- Ella solía pintar. De hecho... la máscara fue moldeada por ella. Ella creó esa monstruosidad.

- ¿Cómo lo sabes?

- Ella me lo mostró una vez. ¿Sabes algo más? Tú me recuerdas mucho a ella.

Brooke asintió al momento que Kai regresaba y le devolvía el celular.

- Tienes que acompañarnos a la estación. Brooke, tú vuelve a tu habitación.- Anunció esté muy exaltado.

Ambas se pusieron de pie al unísono y cuando estuvieron muy cerca, Liz deslizó su mano contra la de Brooke y le dió algo.

- Volveremos a vernos.- Aseguró dedicándole una mirada antes de irse con el oficial.

A Brooke le hizo ruido toda la situación, pero regreso sin peros a su habitación.

Sintió una presencia a sus espaldas, pero cuando se volvió no vió a nadie.

Regresó a su habitación con el pasillo a oscuras. Parecía que hubo una evacuación de la cual no estaba al tanto.

Se abrazó a sí misma y dobló en la esquina que la conducía a su habitación.

Ahí fue cuando lo vió- Ghostface estaba de pie a unos metros de ella y no había nadie más allí. Solo ellos dos.

Cerró los ojos siguiendo el consejo de Kristen Lang: no está ahí, no existe.

Y cuando los abrió ya no estaba.

Más tarde ese mismo día

Liz fue interrogada hasta el cansancio y el oficial Michels le advirtió que era una persona de interés para la policía.

De todas formas, ella les proporcionó una pista que era muy útil para la investigación.

La dejaron libre 3 horas después.

Cuando llegó a su coche viejo y desgastado, marcó un número y llamó. Esperó un rato hasta que la otra persona contestó.

- Lo hice. Hice todo lo que me dijiste, no le hagas daño.- Murmuró con la vista fija a la estación.- Me lo prometiste.

La persona del otro lado le contestó y ella sonrió antes de cortar comunicación.

Puso en marcha su auto que rugió, y se marchó.

No iba a permanecer en Wilcott mucho tiempo, corría peligro y muertelandia no era para nada seguro.

Ningún lado lo era, pero ella tenía que encontrar la forma de protegerse y protegerla.

Scream: Final CutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora