Treinta - Corte final (EDITADO)

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“Nuestra vida no nos pertenece. Del vientre a la tumba, estamos unidos a otros, pasado y presente. Y con cada crimen que cometemos, cada gesto amable, alumbramos nuestro futuro.”

~•~

Un año y medio antes

Samantha estaba en su habitación leyendo un libro de poesía. La luz del sol que entraba a través de la ventana iluminaba más su cabello color zanahoria. Se ajustó las gafas de culo de botella y continuó leyendo.

Mañana empezaría un nuevo curso en el instituto, el último año. Sería complicado hacer amigos en tan poco tiempo, además era nueva allí y no conocía a nadie.

Era complicado.

Sus padres estaban al borde de la separación y lo último que necesitaba era que alguien le jodiese la vida.

Desde luego sería difícil, pero ella haría todo lo posible por agradarle a alguien. Necesitaba una amiga, nunca había entendido bien el concepto de amistad.

Su padre se asomó: tenía la mirada cansada y arrastraba un cuerpo muerto.

- ¿Todo en orden, hija?- Inquirió.

- ¡Papá! ¿Te gusta como acomodé mis libros? Espero visitar la librería de este pueblo, dicen que tiene de todo...- Ella fue como una niña a refugiarse a sus brazos.

Él la abrazó y le dijo lo que ella necesitaba escuchar.

- Todo lo que haces siempre queda bien, hija. Mañana mismo iremos a visitar esa librería y podrás llenar los espacios vacíos de tu estantería. Ahora baja, la comida está lista.

Samantha lo vió alejarse y ella se quedó pensativa un rato.

Bajó las escaleras y vió a su madre abriendo el horno y a su padre poniendo la mesa.

- Natan, ¿ya viste las bisagras? Son un desastre, habrá que cambiarlas.- Le comentó su madre.

- Lo sé, Fiona. Lo sé.- Su padre se hundió en la silla, Samantha vió su maletín sobre la mesa: también era su primer día en el Instituto Walcott. Él enseñaba literatura en el anterior instituto de su ciudad, un problema hizo que ellos acabaran aquí. Un problema llamado Fiona Waters.

- ¿Las cambiarás?- Insistió su madre trayendo la comida y sentándose.- Cariño, esa falda es demasiado corta. No me gusta para nada.- La retó su madre apenas la vió.

Sam se ruborizó y se sentó con ellos.

- Hoy va a ser un gran día- Anunció su madre erróneamente.

Ese día fue cuando a Samantha la estamparon contra los casilleros y cuando se burlaron por su aspecto. Desde ese día la llamaron foca, pero su madre ni siquiera la apoyaba.

Y era solo el comienzo.

Ahora

- ¿Esto es por Samantha? ¿Eran amigas? ¿Es eso?- Quiso saber Brooke mirando alternativamente a Natalie.

La policía había llegado, pero ambas sabían que no había mucho tiempo antes de que las cosas se salgan de control.

- No es por ella, aunque me hubiese gustado ser amiga de esa pobre chica. Ustedes le arruinaron la vida, así que quizás si sea un poco por ella. ¡Pero no!

Scream: Final CutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora