¡Mi Angelito Inmortal!

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(PV Keima)

¿Donde estoy?

Mi cabeza....Me duele....

- ¿Cómo te encuentras Keima?

La voz de Melchor me estremece, me levanto y lo veo cortando una manzana, me sonríe antes de que lo abrace con todas mis fuerzas y mis lágrimas cayeron por todo mi rostro.

- Ya pasó mi amor.- me decía abrazándome con fuerza.- Estoy a salvo, todos lo están de hecho...Caín desapareció para siempre...No sé si recuerdas lo que hicimos.

- No estoy seguro.- dije limpiandome las lágrimas.- Hay muchas cosas en mi cabeza...

- Con razón dormiste por tres días.- dijo entre risas.- Lástima que te perdieras el nacimiento de un nuevo aprendiz.

- ¿Nuevo aprendiz?

- ¿Recuerdas al nene que Eve se llevó a la Tierra?Esta mañana Jero lo convirtió en ángel....y el aprendiz de Uriel...

- ¡¿En serio?!- me emocioné.

- Su nuevo nombre es Gustav ¡Ah mira! Aquí viene la fujoshi con su nuevo aprendiz.

Uriel entró en la habitación de la enfermería, me abrazó emocionada mientras un chico de unos 18 años moreno con cabello negro y ojos chocolate con un conjunto de jean azul y camisa holgada me miraba divertido, sin duda era la misma aura del pequeño travieso.

- Mucho gusto joven Keima, soy Gustav, emmm aprendiz de ángel cuidador o algo así.- dijo el chico avergonzado.

- Es un placer conocerte, Gustav.- le dije

De pronto los recuerdos del nombre del pequeño bebé desaparecieron de mi cabeza, ya veo, así no cometería el error de mencionarlo..... pero mantengo todos los recuerdos del pequeño travieso que recorría el Cielo y ahora era su turno de cuidar las almas de más niños traviesos e inquietos.

- Al parecer Eve tomó al bebé mientras este recorría el Cielo.- dijo Uriel con seriedad.- Se aprovechó y lo llevó a la Tierra para  usarlo como cebo.- sacudió su cabeza tratando de olvidar.- Pero eso ya no importa, fueron sus celos lo que la llevó a su propia destrucción.

- ¡Keima!

En la puerta apareció la mujer que me ayudó en el invernadero, sonreí y me acerqué a ella.

- Gracias.

- No tienes que darlas pequeño.- dijo sonriendo.- Sabía que harías lo correcto, por eso la rosa mantuvo tu mente concentrada.

- ¿La rosa?- había olvidado la rosa azul que colocó en mi bolsillo.

- Sólo el polen de la fruta de la deidad incrementa tu poder y tu mente pierde el control de tí mismo, si no la hubieras tenido, no podrías reconocer a tus amigos de tus enemigos.

Me paralice sorprendido, no tengo muchos recuerdos de la batalla pero me alegra saber que no lastimé a nadie.

- ¡Maria!

El Todopoderoso llegó seguido de Lucifer, ambos saludaron a la mujer y esta sonrió inclinándose levemente.

- Gracias por ayudar.- dijo mi Maestro sosteniendo el frasco con la fruta de la deidad.

- Cuidar las plantas del invernadero celestial es mi hobbie favorito.- dijo sonriendo.- Pero al ver a Keima tan desesperado supe que debía ayudarlo, ahora que ya todo está bien, puedo volver a la Tierra a cuidar a los humanos.

- Vamos María, no puedes dedicarte a los humanos.- dijo Lucifer.- Tu esposo y tu hijo siempre se preocupan de que....

- ¡Madre!

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