Capítulo 21 - Veinte preguntas

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Una leve tonalidad de colores anaranjados se apoderó de mis párpados, sustituyendo la pacífica oscuridad en la que éstos se encontraban. Me removí un poco, tratando de quitar el molesto reflejo de mi vista.

El silencio de la noche comenzó a desvanecerse, y los sonidos de un nuevo día empezaron a hacerse notables. El canto de las aves inundó mis oídos, consiguiendo despabilarme un poco, pero fue el sonido de un claxon lo que logró traerme de vuelta a la vida en un santiamén.

Abrí mis ojos a la velocidad de la luz, incorporándome bruscamente sobre el asiento. Una punzada de dolor se apoderó de mi cabeza, recordándome no volver a beber de más nunca más en la vida.
Un poco aturdida y completamente desorientada, observé el panorama, notando que ya había aclarado y que muchos de los vecinos ya habían comenzado su día. Rápidamente, cogí mi teléfono celular, y revisé la hora al borde de un ataque de nervios.

-Mierda- murmuré, tan pronto visualicé el número seis en el dispositivo. Otra punzada de dolor azotó mi cabeza, consiguiendo que me recostara sobre el asiento del automóvil. Daría mi vida por un analgésico en estos momentos.

Un leve apretón sobre mi cintura causó que dirigiera mi vista hacia mi acompañante. Harry se encontraba completamente dormido, mientras se removía tratando de atraer mi cuerpo hacia él. Al no conseguirlo, el castaño comenzó a abrir lentamente sus ojos, dirigiéndome la mirada más adormecida que había visto en toda mi vida.

-¿Qué sucede?- murmuró, frunciendo el seño al notar mi expresión. Su tono de voz sonó tres cuartos más grave de lo normal, logrando que las mariposas se adueñaran de mi estómago casi al instante.

-Son las seis de la mañana- respondí, completamente aturdida. Harry se incorporó sobre su asiento, y comenzó a observar todo a su alrededor- Oh por dios, ¡Nos quedamos dormidos! ¡Y April no ha aparecido! ¡No he sabido nada de ella!- continué mientras cogía mi móvil- ¿Y si le ha pasado algo? April nunca desaparece; me moriría si le sucedió algo- chillé, sufriendo un verdadero colapso.

-Hey- dijo él, tratando de llamar mi atención- respira, por favor- imploró, mientras revolvía su cabello y luchaba por adaptarse a la luz solar.

Rápidamente marqué el número de la castaña y me dispuse a esperar.

Un pitido...dos...tres.... "¡Hola! soy April, si estas oyendo esto es por que no puedo atenderte en este momento. Te llamaré en cuanto está disponible. ¡Bye!"

-Vamos...-rogué, llamándola una y otra vez.

-No contesta- anuncié- ¡April no contesta! No ha respondido, no sabemos que le sucedió. ¡¿Y si está en problemas?! - exploté, con los ojos como platos- Quizás esté por ahí, vagando sola y ¡quien sabe que le sucedió!; tal vez se encontró con un psicópata que rapta chicas de diecisiete años a la mitad de la noche, o a un asesino, o a un traficante, o algo sobrenatural, o...

-Oye, oye -dijo Harry, acariciando con su pulgar mi mejilla- cálmate, ¿vale? Debes dejar de ver tantas películas- rió- te aseguro que ella se encuentra bien.

-¿Cómo lo sabes?- pregunté siendo devorada por los nervios.

-Solo lo sé- sonrió, tratando de tranquilizarme. En ese instante mi celular vibró, alertándome la entrada de una nueva llamada.

-¡April!- grité, tan pronto cogí la llamada.

¿Hola?- susurró la castaña, claramente dormida.

-Por todos los cielos, aleluya, al fin respondes, estaba muy preocupada- exclamé.

-Lo siento- se disculpó, emitiendo un sonoro bostezo.

-¡Casi me matas de un ataque al corazón!- la acusé- ¿dónde estás?

Destined | h.s |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora