Todo mi cuerpo temblaba de nerviosismo y adrenalina, mientras Harry me jalaba a través de los diferentes pasillos de la exposición.Íbamos a paso rápido, tratando de no ser vistos, y esquivando a todos los profesores y maestros que deambulaban por la zona.
-Buenas noches- saludó Harry al cuidador seriamente, pasando su brazo por encima de mis hombros como si nos tratáramos de unos simples espectadores, y no de unos chiquillos de secundaria.
-Buenas noches caballero- correspondió el hombre- que pasen buena noche.
-Igualmente- expresó Harry, atravesando la puerta con plena seguridad.
Una vez abandonamos la infraestructura, echamos a correr como un par de desquiciados; más bien, como los chiquillos que realmente éramos. Una mezcla de adrenalina y libertad combinada con felicidad me invadieron instantánemante, mientras Harry me guiaba por las diferentes calles del centro de la ciudad.
-¿A dónde le apetece ir, dama?- preguntó el castaño en burla, mientras ingresabamos en el Lincoln Road.
-¿Qué me propone caballero?- cuestioné, colocando un dedo sobre mi barbilla.
Harry contemplo la variedad de bares y antros que nos rodeaban- Puedo ofrecerle una gran variedad de antros abarrotados de gente...-fruncí el ceño ante la propuesta; él sonrió-...o tengo otra opción en mente- finalizó, mientras tomábamos la cebra para cruzar a la acera de enfrente.
-¿Y esa opción sería...?
-¿Confías en mi?- preguntó, elevando una ceja exageradamente.
-Siempre- sonreí.
-Te encantará- sonrío, picando un ojo coquetamente- ¡ahora, corre!- gritó repentinamente, antes de jalarme nuevamente y echarnos a correr calle abajo.
Rodeábamos a las personas a la velocidad de la luz, recibiendo toda clase de insultos mientras reíamos como unos desquiciados. Harry tomaba mi mano con seguridad, como si temiera que me escapase, esquivando a las multitudes para abrirnos camino.
Corríamos como si nuestra vida dependiera de ello, agitando nuestras respiraciones y acelerando el latido de nuestros corazones.
Era mágico, y era todo lo que necesitaba.
Luego de varios minutos, nos detuvimos, jadeando como si hubiéramos corrido un maratón. Nos encontrábamos en una calle lateral, completamente desconocida para mí, la cual se encontraba desierta a excepción de un bar en la esquina, desde el cual emanaba una música estridente.
En la puerta se encontraban un par de personas esperando para entrar, así como un gran cartel en el que se podía leer "Glas Elf" en grandes letras.-Es allí- anunció Harry, señalando el pequeño bar y encaminándonos hacia el mismo.
Un delicioso aroma a pizza mezclado con cerveza inundó inmediatamente mis fosas nasales, causando que mi estómago gruñera.-¿Qué significa?- cuestioné al rizado, señalando el nombre del lugar.
-Duende verde...o algo por el estilo- rió- es irlandés.
-¿Y eso por qué?- reí.
-Porque los dueños son irlandeses, y los duendes verdes son como un símbolo de ese país- explicó, adentrándonos en el lugar.
Este se encontraba abarrotado de personas, sentadas en diferentes mesas alrededor de un pequeño escenario circular. En el mismo se hallaba una especie de banda, vestida al típico estilo irlandés, con diferentes instrumentos y bailarines, tocando la clásica música del país. Las personas aplaudían animadamente, y chocaban sus grandes jarras de cerveza al ritmo de la música, riendo y silbando alegremente.
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Destined | h.s |
Teen Fiction"-¿Pero qué te sucede?- le pregunté con impotencia - ¡Tú no tienes ningún derecho a mandar sobre mi! -¡Solamente intentaba protegerte!-dice mientras me mira fijamente -¡Tú no tienes que protegerme! ¡Yo sé cuidarme sola Harry! Además no somo...