Capítulo 18 - Segundo cuarto a la derecha

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Maratón 3/3

Exactamente a las 9pm, sentimos la bocina de nuestro transporte. Bajamos lo más rápido que pudimos para coger nuestros abrigos y el resto de nuestras cosas.

-Cuídense mucho, ¿vale?- rogó mi papá, depositando un beso en nuestras mejillas.

-Por supuesto Charlie, nosotras somos unas santas- afirmó mi amiga, causando la risa de mi padre.

-Ya lo se pequeña, pero el resto de los adolescentes no lo son- respondió mi papá, depositando un beso en la frente de mi amiga.

-Nosotras nos cuidamos mutuamente; nadie puede contra el equipo Bril- exclamó mi mejor amiga, pasando un brazo sobre mis hombros.

-¿Bril?

-Es la mezcla de nuestros nombres- explique, conteniendo la risa por la expresión de mi padre.

-Es el nombre de nuestra amistad Charlie- declaró la castaña- Bril es invencible.

-Dale Bril, Connor nos espera- reí, envolviendo a mi padre en un cálido abrazo- Adiós papá.

-¡Adiós Charlie!- se despidió April, mientras cerrábamos la puerta a nuestras espaldas.

-Pero miren quienes vienen aquí- exclamó Connor, tan pronto salimos de la casa- chicas, se ven fenomenales- continuó, envolviéndonos en un cálido abrazo.

-Tu tampoco estas nada mal rubio- lo elogió mi amiga, causando que este se sonrojara. Connor lucia muy guapo a decir verdad; traía unos blue jeans algo gastados y una camiseta de los Rolling Stones haciendo juego. Le quedaba fenomenal.

-Suban por esta puerta; la otra está atascada- nos advirtió, retomando su lugar al volante. Nos acomodamos en el asiento posterior de la 4x4 junto al resto de nuestros amigos, y emprendimos nuestro camino a la dichosa fiesta.

...

Luego de media hora de viaje logramos llegar al lugar. La casa estaba situada en una de las zonas más prestigiosas de Florida, al oeste de Coral Gables, más bien en Isla Dorada. Tenía vista directa al Minore Lake, convirtiéndola en una de las mansiones mas envidiadas de la zona.

El lugar estaba abarrotado de gente, mucha de la cual se acumulaba en el patio delantero, impidiendo la circulación de los vehículos. La música sé encontraba a todo volumen, mientras los adolescentes se movían de un lado al otro al ritmo de las canciones. En la entrada, y justo sobre la puerta principal, se desplegaba un cartel con la dedicatoria: ¡Feliz cumple Sam! impresa en él.

-No hay un maldito espacio para estacionar- se quejó mi amigo, maldiciendo por la acumulación de autos.

-Intenta aparcar en la siguiente acera, tal vez allí haya espacio- sugirió Maddie.

-Además es más seguro, ya sabes, de que algún idiota la golpee- aportó Camille.

-Eso es verdad, creo que daré vuelta a la manzana.

-Tampoco exageres- amenazó April- No es tan sencillo caminar con estos tacones.

-¿Para que te los pones si ni puedes caminar con ellos?

-Si no duele, no logra su propósito- exclamó la castaña, picando su ojo a través del espejo. El rubio rió ante su comentario, mientras realizaba las últimas maniobras.

Una vez que todos nos encontrábamos en la acera, nos aseguramos de que todo estuviera trabado y emprendimos nuestro camino hacia la casa.

Tres cuadras más adelante, arribamos al dichoso lugar. Comenzamos a abrirnos paso entre el tumulto de gente, logrando llegar a la puerta sanas y salvas. En el interior de la casa, habían montado dos barras y tres pistas diferentes, cada una dirigida por prestigiosos Djs de Florida.

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