23. Palabras en la obscuridad

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-¿Cuándo terminarán de afinar ustedes dos?

Christian finalmente despotricó contra los dos músicos que había encontrado a unas calles de la casa de Roxana, en lugar de Cyrano y Canelle. Haciendo uso de toda su paciencia había soportado como afinaban sus instrumentos cada minuto que se retrasaban quienes ya deberían haber llegado.

-¿Y quien dice que nuestros instrumentos aún no están afinados?- respondió desdeñosamente uno de los artistas -Solo estamos improvisando, ignorante.

-Ignorante te dejaré a golpes.- amenazó el muchacho cerrando el puño.

Ambos músicos se pusieron frente a él en una pequeña barrera intercambiando miradas fieras con aquel insolente inculto.

Christian dio un paso hacia delante.

-Me pareció que tenían prohibido dejar de tocar.


Los artistas parecieron encogerse al escuchar la imperativa voz de Cyrano de Bergerac a sus espaldas, voltearon asustados solo para encontrarse con una atemorizante mirada de reprobación del hombre, no notaron siquiera que había junto a él una chica que los miraba totalmente confusa con unos ojos bastante enrojecidos.

Pero Christian sí la notó, acostumbrado ya a las fanfarronerías de su compañero buscó con la mirada a la tramoyista que debía haber llegado con él, listo a reclamarle porque seguramente el retraso era por culpa de ella. Bajó toda guardia al ver en su rostro todos los claros signos de un intenso llanto.


Los músicos comenzaron a tocar sus instrumentos con premura y alarma cuando Cyrano avanzó su pie derecho hacia ellos, Canelle sonrió inevitablemente mientras Cyrano se paraba con complacencia junto al muchacho rubio que lo interrogaba con la mirada.

-Los gané en una apuesta, serán míos por un día, comenzando en la hora de nuestra cita.- explicó Cyrano con orgullo.

-A la cual llegaron retrasados.- dijo Christian tras fruncir los labios.

-Perdona, es mi culpa.- se adelantó Canelle con la cabeza baja -Pero no hay que perder más tiempo.

Sin levantar la mirada comenzó a caminar, sumida en sus pensamientos. A los demás no les quedó más remedio que seguirla sin comentarios ni preguntas.

Con un fuerte golpe al aire Cyrano le indicó a los músicos que callaran, se acercaban a su destino y en voz baja explicó rápidamente el plan a seguir.


-Christian.- el muchacho estaba cada vez más nervioso -Cálmate, en realidad no haremos nada demasiado diferente a lo que hacemos siempre. Llamarás a la ventana de Roxana y yo te iré dictando en voz baja lo que debes decir.

-¿Ese es su graaan plan?- se quejó el rubio con sarcasmo. -¿Y ellos qué?- señaló desdeñosamente a los músicos.

-Ustedes... ustedes...- Cyrano los miró inquisitivamente, pero finalmente interrogó con la mirada a Canelle.

-¿Podrían tocar algo para distinguir si se acerca un hombre o una mujer?- preguntó Canelle, completamente dueña de la situación.

-Un aire alegre si es una mujer, y uno triste si es un hombre.- completó Cyrano, los músicos asintieron sumisamente.

Tras recoger unas piedrecillas y entregárselas a Christian, Cyrano se escondió bajo el balcón y Canelle se subió a un árbol, completamente resguardados por la oscuridad que terminaba de rodearlos.

CONVERGENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora