36. Desear

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Le Bret esperaba en San Honorato, el edificio en esa calle que antes fungía como pastelería estaba abandonado desde hace meses, pero seguía siendo un punto de reunión recurrente para poetas y bohemios que charlaban y bebían un poco en el simple suelo.

Descansando la espalda en el vidrio del mostrador, mirando sobre su hombro lo que se alcanzaba a divisar a través de la opacidad del abandono, los recuerdos eran gratos a pesar de la situación actual.

-¿Se me hizo tarde?- lo espabiló una voz femenina.

-Al contrario, yo llegué unos minutos antes.- sonrió Le Bret como bienvenida a su invitada del día.

Fleur Blanche y su protegido Gabriel, de pronto se habían vuelto una compañía recurrente para el Cadete esos días sin Cyrano.

-¿Y Gabriel?- preguntó él al notar que por primera vez Fleur llegaba a su encuentro sola.

-Se quedó en casa.- respondió la joven con toda tranquilidad –Tuvimos una visita sorpresa y decidió quedarse con ella.

-¿Visita?- preguntó él, confundido, tenía entendido que no eran muy sociables.

-Una señorita blanca, peluda, caprichosa y que hace "miau".- respondió Fleur haciéndose la interesante.

Le Bret soltó una risa corta, comprendiendo.

El Cadete le ofreció el brazo a su acompañante, comenzando a guiarla.


-Seguro un gato es más entretenido para un niño que dos adultos.- comentó él habiendo avanzado unos pasos en silencio.

-Gabriel es un chico muy listo, le gusta escuchar a los adultos. Pero Ayesha es su debilidad.- contestó Fleur.

Se hizo un momento de silencio incómodo, en le que obviamente Le Bret suprimía un comentario que se le había venido a la cabeza.

-¿En qué piensa, señor Le Bret?- pero la curiosidad de la reportera fue más fuerte que la discreción.

Le Bret se sonrojó un poco, incómodo.

-Verá...- suspiró -...sólo pensaba en la calidez y ternura de su mirada cuando se refiere a Gabriel.

Y fue el turno de la joven para sonrojarse y bajar la mirada.

-¿Alguna vez ha pensado en una familia para el niño?- preguntó Le Bret, tal vez no habría otra oportunidad para tratar asuntos totalmente de adultos sin el menor presente.

-¿Una familia?- exclamó Fleur aún más sonrojada.

-Seguramente será difícil para Gabriel la adolescencia sin una figura paterna. Tal vez hasta un hermano o herm...- continúo él con toda seriedad.

-¡Espera! ¿No estarás insinuando que tú...- interrumpió Fleur soltándose del brazo y alejándose de un saltito.

-¿Qué? ¡No, no! ¡No es eso!- exclamó el moreno alejándose también de una zancada.

Se miraron unos segundos esforzándose en calmar el bochorno.


-Un padre y tal vez un hermano o hermana para Gabriel, pero no me refería a mi mismo.- continuó Le Bret más tranquilo, comenzando a andar de nuevo seguido por Fleur. –La vida de un Cadete no me parece la mejor para formar una familia. Imagine que tuviera esposa e hijos y hubiera muerto en Arras.

-Nos la hemos arreglado bien solos.- afirmó Fleur.

Ambos se miraron una vez más. Fleur suspiró.

CONVERGENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora