6. Hoy no me quiero levantar

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Buenos dias, señorita Canelle

Canelle abrió los ojos lentamente, acostada en su catre. Aquella voz… le resultaba familiar… pero esta vez sonaba tan suave y diferente...

-¿Está de buen humor esta mañana, señor Fantasma?- dijo al sentarse sin ninguna prisa, para después tallarse los ojos

-Solo vengo a suplicarle que el día de hoy tenga especial cuidado.- agregó la voz en la misma actitud –Cuando Cristina Daaé cante su solo. Le reitero mis deseos de que tenga un buen día.

"¡Ya decía yo!" pensó Canelle mientras respondía con un cortés Igualmente, buenos días a la nada, "La gente no acostumbra hablarme amablemente mas que para pedirme favores."

La imagen de Cyrano contándole su trato con el Barón de Neuvilette irrumpió en su mente.

Ella agitó la cabeza para despejarse los pensamientos.

-Sólo para pedirme favores.- se repitió.

Miró hacia el cajón junto a su cama que servía de cómoda, una vela consumida a la mitad y un sombrero que ella no había pedido le bajaron el ánimo.

Sin pensarlo dos veces, volvió a acostarse y a cubrirse con la frazada, y volvió a dormirse durante una hora más.

Selenehey, Selenedespieeeerta

En un pequeño y modesto piso al sur de Paris, una joven abría los ojos lentamente, escuchando la voz de un pequeño niño hablando bajito para despertarla sin asustarla.

-Gabriel, ¿estas aún consciente de que te prohibo llamarme así si no estamos solos?

-Sí, Selene…

-Nunca debí decirte mi verdadero nombre…- ella no se había movido, miraba al niño aun con la cabeza recargada en la almohada.

-Puedo hacer como que lo olvidé, Fleur…- respondió Gabriel con tristeza -…pero Selene me gusta mas, y me gusta que solo yo puedo llamarte así.

La joven se sentó en su cama y se desesperezó

-¡Estaba durmiendo tan deliciosamente!- se quejó al mirar el reloj de bolsillo abierto sobre la cómoda junto a su cama -¿Porqué tengo que despertarme temprano?

-Porque esta noche cubrirás la primera presentación de…-

-¡Precisamente!- interrumpió escandalosamente –Por eso debería dormir mas tiempo,  seguramente me voy a desvelar.

-Fleur, yo no me estoy quejando.- reclamó Gabriel cabizbajo, con la voz un poco temblorosa –Y yo también tenía un buen sueño cuando desperté.

Los cabellos del niño fueron cariñosamente alborotados por la chica, antes de que ella se levantara de su cama y le tomara la mano.

-¿Qué quieres de desayunar, pequeño?- le dijo tiernamente, mientras se dirigían a la cocina.

¡Hermano, despierta!

Felipe de Chagny fue interrumpido de sus sueños por la voz de su hermano menor, abrió los ojos y se encontró con Raúl, completamente vestido y con una mirada de cachorro que necesita paseo.

-Raúl, hermanito mío…- refunfuñó hundiendo la cara en la almohada -…¿no esperarás que salgamos ahora? Anoche me acosté muy tarde…

-Pero… pero…- balbuceó Raúl -…quiero que me acompañes a comprar ropa nueva para ir a la Ópera esta noche.

-¿Es en serio urgente?- preguntó Felipe sin mirar a su hermano (porque si lo miraba, cedía)

-No…- respondió Raúl enfurruñado -…iremos cuando quieras, entonces.

Felipe escuchó pasos saliendo de la habitación seguidos por un azote de puerta, soltó un
suspiro resignado, y volvió a acomodarse para dormir una hora mas.

¡Cyrano! ¡CYRANO! ¡Ábreme ya, maldita sea o te parto la na… riz

Cyrano se despertó sobresaltado al escuchar que alguien gritaba y aporreaba su puerta con violencia. Notó que se había quedado dormido en el escritorio, miró una vela consumida y una carta a medio escribir.

-La dama viene a recoger su carta… ¡y yo aun no la termino!- masculló él con odio.

-¡CYRANO!

-¡YA VOY!- gritó iracundo, al dirigirse a la puerta. Al abrirla, un par de miradas chispeantes se encontraron.

-¿La tienes?- preguntó Chrsitian, exigentemente.

-Casi.- respondió Cyrano tajantemente.

-Te espero en la esquina de la casa de Roxana.- completó él con la misma actitud, dando la vuelta para irse.

-¿Y así me agradeces el favor?- le recriminó él, tomándolo violentamente del brazo.

-Sí, disculpa…- dijo Christian finalmente, arrepentido -…pero es que todo esto… me pone muy nervioso.

-¿Porqué?- preguntó Cyrano con rudeza –Solo tienes que entregarle las cartas que yo escribo, ¿es tan difícil?

-No tienes idea…- respondió Christian tristemente -…te esperó allá, de todos modos.-

Cyrano miró como el joven se alejaba, cerró la puerta y regresó al escritorio. Tomó la pluma, se acarició los labios con ella mientras leía lo que había escrito anteriormente.

-Roxana…-

Soltó aquel nombre en un suspiro, y comenzó a escribir.

Cristina Daaé llegó al Palacio de la Ópera, y saludó apresuradamente a quienes se atravesaron en el camino hacia su camerino, ella estaba nerviosa… era un puñado de nervios, en realidad.

Y lo único que esperaba escuchar era…

Buenos días, Cristina.

...A su Ángel de la Música, el único sostén que le permitiría mantener la cordura en su primer solo frente al público.

Se recostó en el diván, mientras su Ángel le susurraba suaves canciones. La desesperación que la noche anterior le había arrebatado el sueño, se disipaba a cada compás creado por la voz del Ángel… por fin se quedó dormida, recuperando un poco del sueño que le había faltado la noche anterior…

…con el Ángel de la Música cantándole en sueños… en esos sueños que podía verle el rostro a su invisible protector… deseaba no despertarse nunca.

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MIREN. MIREN, DIBUJÉ UN LE BRET. (está en multimedia, porque de pronto me di cuenta de que nunca había dibujado solo a Le Bret aparte de rayonearlo en cuadernos)

Confieso que tenía la idea de que actualizaba los lunes y viernes, pero noooooo: es los lunes y jueves. No volverá a pasar.

CONVERGENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora