Capitulo 15

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Una vez que di un paso fuera del bosque que rodeaba la casa fue como si despertara de un sueño y pudiera ver lo que había a mi alrededor. La oscuridad de la noche cubría cada centímetro de mi vista y el frío me invadió. Podía incluso ver mi aliento cuando suspiré. Fue entonces cuando me di cuenta que no llevaba zapatos y que solo llevaba puesto es pijama, que consistía en unos pantalones cortos y un jersey de tirantes.

La luz resultó venir de un enorme edificio. Caminé tan rápido como pude ya, que al caminar pequeñas ramas y piedras se me clavaban en el pie provocándome pequeñas heridas. Cuando llegué a la parte frontal observé las columnas, las enormes ventanas pero sobre todo las paredes cubiertas de una piedra grisácea. La mansión- porque eso era lo que era, una maldita mansión- consistía en tres pisos de altura y una largaría de unas diez amplias habitaciones. La parte delantera del segundo piso no eran habitaciones sino un larguísimo pasillo con ventanas que iban desde el tejado hasta en suelo separadas únicamente por columnas. Las ventanas arrojaban luz hacia el patio delantero, iluminando un el jardín.

Me acerqué un poco pero me paré de golpe cuando vi que alguien pasaba por el pasillo por la segunda planta. Era un hombre joven, llevaba un libro en la mano y miraba al exterior. Nuestras miradas se cruzaron un momento, o al menos a mí me lo pareció. Era extraño pues no parecía que me hubiera visto.

Entré en la casa abriendo las grandes puertas principales creando una corriente de aire que me tiró el pelo en la cara. Corrí por los pasillos sin hacer ruido pues es suelo estaba echo de un mineral que se parecía al cristal. No sabía hacia donde estaba yendo pero acabé en un enorme comedor.

Una mujer entró con unos platos que dejó en la mesa y se volvió a ir. Cuando regresó lo hizo acompañada de dos hombres que al igual que ella llevaban un plato en la mano. Se sentaron y empezaron a cenar.

- ¿Al final se ha dormido, Josh?- Preguntó la mujer.

-Ha costado pero sí. Ahora está durmiendo profundamente.

La mujer estaba visiblemente aliviada. Me acerque y moví mi mano delante de su vista, pero pareció tampoco ser capaz de verme. No me atrevía a tocarles, como si se fueran a romper si lo hiciese. También sentía curiosidad de qué iba a suceder.

- ¿Al final que harás, Mark?- Esta vez que el otro hombre, Josh, quién habló.

- ¿Sinceramente? No lo sé. Aún no se si quedarme o mudarme a otro sitio. Es solo que no creo que sea buena idea que me vaya justo ahora, con todo lo que está pasando

- Estaremos bien - Afirmó la mujer, poniendo suavemente su mano en el brazo de Mark y ofreciéndole una dulce sonrisa.

Mark puso su mano encima de la de ella y la miró.

-Estaré más tranquilo si sé que estáis bien. Además siempre estoy a tiempo de irme si cambio de opinión. Probablemente me quedé aquí una temporada más, ya sabes, asegurándome que todo esté en orden.

Ella volvió a sonreír y se giró hacía Josh, dejando caer su cabeza encima de su hombro. Josh pasó una mano detrás de su espalda.

Desperté cubierta por un sudor frío y respirando rápidamente.  Cogí una sudadera verde que tenía tirada encima del banco y me la puse. Bajé hacia la cocina sin hacer ruido ya que era de noche y no quería despertar a nadie, aunque yo no podía dormir.

El reloj de la cocina marcaba las 12:42, pero aun siendo tarde no me sentía capaz de dormir así que cerré la puerta de la cocina para que no se escuchara ningún ruido y decidí que necesitaba ocupar mi mente en algo productivo para no pensar en el sueño. Al final opté por hacer masa de galletas de mantequilla. Fui de un lugar de la cocina al otro, cogiendo ingredientes como harina o huevo o cogiendo una cuchara para remover. Cuando acabé la masa, me fui a la sala de estar, me senté en el sofá y encendí la televisión. Puse una manta en mi regazo y me quedé horas mirando de una serie basura a otra y comiendo masa de galleta con una cuchara de madera.

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