Capítulo 21

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Mini maratón 3/3

- Un ¿Qué?

- Un cuchillo se sangre. 

- ¿Me estas diciendo que esta jodidamente hecho de sangre?

-Esta hecho del hierro sacado de sangre. Es absolutamente repugnante y no voy a volver a tocar eso.

- ¿Cómo lo sabes?

- Porque hay una un símbolo que se pone en ese tipo de cuchillos y ahí está. 

- Pero, ¿Hay suficiente hierro en la sangre?

- En una persona, no. Se necesitaría la sangre de 359 personas para crear una espada de hierro, para que te hagas una idea.

- No sabia que existiera eso.

- Ya bueno, algunos brujos, los más macabros, lo usan por que creen no sé que de que la energía o algo así.

Taylor cogió el cuchillo el cuchillo con el pañuelo mirándolo de una forma completamente distinta. Lo metió en su bolso y respiró hondo.

- Se lo que estas pensando- Afirmó.

- ¿Lo sabes?- Pregunté alzando las cejas.

- Si. No se que hacía eso allí, pero estoy segura que hay una razón de ello.

- La hay, aunque te niegas a aceptarla.

No dijo nada hasta unos minutos más tarde.

- Llévame a casa.

Y eso hice. Una vez allí entró sin decir nada. Después de eso fui a la Alianza. Me adentré en los archivos y busqué dos cosas: Toda la información sobre la casa donde Damain había ido y toda la información relacionada conmigo.

Fui hacia mi apartamento para poder revisarlos. Tuve que revisar varias veces mis bolsillos para encontrara las llaves. Entré cerrando la puerta detrás de mi y me senté en el escritorio.

La casa resultó pertenecer a un brujo. Aparte de eso no haría mucha más cosas a excepción de un nombre: Richard Raimond. Busqué su nombre en Internet. Encontré un Richard Raymond que era productor de cinema. Ya, como que no iba a ser ese. Aparte de eso, nada. Dejé eso a parte e hice una nota mental de ir a vigilar la casa o colarme en ella para saber más.

Aparté los papeles y cogí los archivos sobre mi. De pequeña no podía ir de cogerlos, así que salia a la noche, a veces con DK, y una linterna para colarme y leerlos. Así es como sabía los nombre de mis padres, su aspecto y donde vivíamos. Yo era demasiado pequeña para recordad algo. 

Los abrí y los releí con esperanza que hablara de algo de Daniel, pero no hubo suerte. Estaba claro que mi madre había tomado precauciones para que fuera imposible relacionarnos. Frustrada pellizqué el arco de la nariz. Ya sabía que ni iba a encontrar nada, llevaba años leyendo esos papeles. 

Decidí devolver los papeles a su sitio y, ya que estaba, buscar a cualquiera que se llamara Daniel que su fecha de cumpleaños fuera la misma que la mía. Nada. Cuando llegué a casa ya eran las dos. Fui directo a la cocina. La mesa estaba puesta y Lisa estaba recogiendo un vaso roto.

- ¿Dónde has estado?- Preguntó

- Ya sabes, por ahí.

No parecía satisfecha con la respuesta pero aún así la aceptó y no preguntó más. Clara entró y se sentó en una de las sillas.

- Oye, sabes de la...

- ¿Fiesta en casa de Dylan el viernes que viene? Pues sí- La interrumpí.

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