Tan solo con la idea de pasar horas ahí encerrada en el coche me volvía loca, no podía creer que nos estuviéramos mudando. Vi como mamá me estaba hablando pero llevaba la música demasiado alta en mis cascos como para poder oírla, por lo que solo pude ver como movía los labios. Giré la cabeza hacia la ventana observando nada en particular.
Cuando por fin llegamos ni siquiera me molesté en salir, estaba demasiado ocupada escuchando música y mirando cualquier estupidez del móvil como para irme.
En cambio mi hermana salió en el mismo instante en el que el coche paró, estaba segura que iba a empezar a gritar y a dar saltitos, porque a diferencia de mí, ella sí estaba ilusionada con todo esto del cambio de aires, a pesar de los motivos. En contadas ocasiones estábamos de acuerdo.
Alguien me cogió los cascos, quitándome mi momento de tranquilidad.
- Oye - Dije- devuélveme eso Clara.
- Mamá ha dicho que entrés- Dijo mi hermana.
Suspiré y salí del coche de mala gana, cogí la pequeña mochila marrón de mis pies y caminé hacia la entrada cogiendo los cascos de las manos de mi hermana. La casa era grande, de dos plantas tenía un patio delantero con un árbol, no parecía nada especial. Entré en el recibidor mire a la izquierda y vi unos sofás, a la derecha se veía el inicio de una encimera, y hacia delante unas escaleras que llevaban al piso de arriba. Fui hacia la cocina, donde mamá estaba revisando los armarios con un brillo en los ojos. Parecía bastante animada, lo cual era bueno después de todo y, aunque fue mi culpa que nos tuviéramos que ir, seguía enfadada con ella, y ella lo sabía. La cocina parecía bastante moderna, y tenía una mesa bastante grande.
- Dime que tiene internet- Dije
- Dios, que susto hija, sí, la clave está en la sala de estar- Dijo, obviamente había estado demasiado concentrada en la casa que ni siquiera sabía que estaba ahí.
- ¿Para qué? Tampoco tienes amigos o vida social a la cual conectarte- Dijo Clara
- Clara, no hables así a tu hermana- Me defendió mamá
- ¡Pero si es verdad! ¿Qué he dicho de malo?
- Es el tono en que lo dices
Ignorando la conversación fui hacia la sala de estar, había sofás puestos estratégicamente para que en todos los sitios se pudiera ver la televisión, una chimenea y unas estanterías, donde solo en uno de los estantes estaba ocupado tan solo por un rúter. Saque mi móvil y lo dejé al lado, abrí la configuración y con la contraseña escrita conseguí conectarme. Empezaron a llegarme WhatsApp de diferentes personas, no los miré tan solo fui arriba a buscar una habitación. La planta de arriba tenía 4 habitaciones y dos cuartos de baño. Fui a la primera habitación, nada de especial, y luego a la segunda, que resultaron ser unas escaleras que llevaban al ático. No lo dudé tiré mi mochila en la cama y me quedé allá tumbada, preguntándome que pasaría ahora.
ESTÁS LEYENDO
Transformantes
FantasyCuando tenía 10 años fui adoptada por una familia que tenía una hija de mi edad. Nunca llegamos a estar unidas porque siempre fuimos muy diferentes. No solo de carácter sino también porque soy una mezclada, hija de humano y transformante y ella u...