Capítulo 30 2/2

123 10 0
                                    

Decidí ir caminando ya que no tenía prisa y prefería caminar que coger el coche. Empecé a pensar que podría decirme el chico que fuese tan interesante. Dudaba que pudiera darme una súper solución para todo este problema.

Estaba a medio camino, realmente me estaba guiando por instinto, cuando me di cuenta de que alguien me estaba siguiendo. O al menos tenía la sensación de que alguien lo estaba haciendo. Tenía que saberlo así que me alejé de la multitud y empecé a ir por calles desiertas. Es realidad me había perdido un poco pero estaba segura de que alguien sí me estaba siguiendo. Aproveché que giraba por una esquina para esconderme detrás de una cabina telefónica. ¿Aún había cabinas telefónicas? Extraño. Vi la sombra de quien fuera que me estaba siguiendo y no me lo pensé dos veces.

Salí de mi escondite y la empotré contrala pared. Entonces me encontré cara a cara con ella y no pude creérmelo.

- ¿Clara? ¿Por qué me estas siguiendo?

- Lo siento, estoy harta de que todo el mundo parezca tener secretos y tengo la sensación de ser la única que tiene idea de lo que está pasando.

Me separé un poco de ella. Me giré y me di cuenta de donde estábamos. Era el lugar donde se suponía que debía encontrarme con Erik. Oh, mejor que apartara a Clara de allí antes de que viera demasiado.

- Voy a llevarte a casa.

- ¡No! ¡No soy una cría! ¡Quiero saber que pasa aquí!

- Tienes que irte de aquí.

- Annabeth, ¿Qué está pasando? ¡Merezco una explica...!

No llegó a terminar su frase, supongo que estaba demasiado ocupada flipando porque las piedras de la calle hubieran empezado a levitar. Un chico salió de un edificio a medio construir. Tenía el pelo negro y lucía una enorme sonrisa engreída.

- Hola, soy Erik Raimond.

Nunca he tenido tantas ganas de darle una bofetada a alguien como las tenía ahora de dársela a Erik Raimond. Erik acababa de usar sus poderes delante de Clara. No, una bofetada no era lo que quería hacerle. Quería estrangularlo con mis propias manos. Respiré hondo varias veces antes de hablar,

- Eres...- Vale, estaba claro que tenía que calmarme más, porque lo que le había estado a punto de decirle era demasiado grosero- Un mal educado, ¿No ves que estoy en medio de una conversación?- Cogí a Clara por la muñeca- Vamos- Dije arrastrándola hacia otra calle. Miré a Erik- Ya hablaremos más tarde.

No fue difícil llevarme a Clara ya que estaba demasiada sorprendida como para oponer resistencia. El trayecto hacia casa fue silencioso e incómodo, sobretodo incómodo. Llegamos a casa y la llevé hacia su habitación. Ella decidió sentarse en la cama y yo me senté en una silla que tenía por allí. No sé cuánto tiempo estuvimos allí pero cuando oí llegar a Lisa me sentí muy aliviada.

- Quédate quieta- le dije antes de bajar.

Bajé rápidamente y arrastré a Lisa a la cocina cerrando la puerta detrás de nosotras.

- ¿Qué pasa?

- Es Clara, lo sabe.

Se quedó muda durante unos segundos.

- ¿Sabe lo que eres? ¿Cómo ha podido pasar esto?

- No sabe lo que soy- Afirmé- Ella me siguió y vio algo que no debía ver.

- ¿Qué exactamente?

- Como un chico hacía levitar un puñado de piedras.

Estaba claro que esto no le hacía ni pizca de gracia. Entendía que ella no quisiera que Clara lo supiera, quería mantener a su hija al margen.

TransformantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora