RED

Capítulo 13

*Charlotte*

Al día siguiente de mi cumpleaños me levante muy animada, me sentía muy feliz por alguna razón la cual desconocía completamente. Camine directamente al baño, tome una ducha y bajé. Tome un delicioso pedazo de mi torta de cumpleaños para luego sentarme en la mesa a disfrútalo con una buena taza de café.

Eran las 8 de la mañana, ni muy tarde ni muy temprano. Observé detalladamente cada parte de la casa, era realmente hermosa, ¿Cuantos billetes le habrá costado a Dylan? Recuerdo que una noche se lo pregunté y solo me dijo: "tu mereces esto y más". Realmente hermoso.

Mientras tomaba un sorbo de mi café pude observar una sobra debajo de la puerta principal. Camine lentamente y note que era un sobre, lo detalle y en la parte superior derecha note en cursiva " para Charlotte de Dylan". Por alguna razón mi corazón empezó a latir con fuerza.

Abrí el sobre.

Me derrumbé, empecé a llorar profundamente, me sentía triste pero contenta, ¿contenta de que? ¿de qué Dylan me haya escrito? ¿de qué se acordará de mí? ¿De qué estaba tan feliz?

El me ama, el solo quiso lo mejor para mí.

¿Dónde estará ahora?

*Dylan*

Me levanté y proseguir con mi rutina diaria; tomar la ducha, desayunar con huevos y café, tomar mi traje e irme a visitar a mi mama y explicarle todo lo sucedido con Charlotte. Ella es mi mejor amiga.

Mientras conducía pase por mi casa, nuestra casa... Su casa.

Un extraño impulso se apoderó de mí y rápidamente coloque el freno, sonó en seco. Suspire y mire el frente de la casa, muy hermosa, lo mejor para ella. Me estacioné mejor y decidí tocar el timbre.

Y ahí estaba ella, hermosa como siempre. Antes de notar la hinchazón en sus ojos ella me abrazó. No supe cómo reaccionar, solo me abrazo y yo le devolví el agarre. Debido a mi estatura ella quedó con solo las puntas de sus pies rozando el suelo. Poco a poco se fue deslizando hasta tocar completamente suelo, pero aun no me soltaba ni yo a ella. Su cara se fue alejando del hueco de mi cuello hasta quedar a solo pocos centímetros de distancia. Ella me miró con tal ternura a los ojos viendo aquello que nunca había notado en esa hermosa mirada.

Amor.

Colocó con delicadeza su mano derecha en mi rostro limpiando una lágrima de la cual ni yo me había dado cuenta. Sonrió y me besó.

En ese beso demostramos toda la tristeza que sentíamos, todo lo que habíamos sufrido sin el otro y todo el amor que apenas hace segundo acabamos de descubrir.

-Te amo. Perdóname.

La abracé.

-No tengo nada que perdonarte. Te amo. Siempre lo hice.