Sin pensarlo mucho, Derek introdujo la memoria en el portátil y abrió rápidamente los archivos.
Los íconos dejaban ver varios videos. Se giró a mirar a Eva, que permanecía a su espalda.
-¿Qué pasa si... en estos videos encuentro que me fuiste infiel, Eva? –ella abrió sus ojos, pues todavía los había tenido cerrados en una expresión de angustia. Lo miró y se encontró con sus ojos oscuros nublados de una emoción que le era desconocida. Tal vez era ira, ira contra ella. O tal vez era miedo.
Él también tenía miedo, miedo de encontrar lo que también ella temía. Lo estaba haciendo sufrir, ¿y cómo podía aliviar su dolor?
-Que me odiarás –le contestó con voz quebrada-, y yo me odiaré a mí misma por esto... por el resto de mi vida...
-¿Y qué va a pasar con nosotros?
-No lo sé. Pero no me dejes, por favor. No quiero perderte. No quiero. Derek...
-¿A quién tendré que castigar?, dime; ¿a la Eva de ahora? ¿O a la Eva de antes?
-No lo sé, Derek. ¡No lo sé! –gritó ella al fin-. No sé qué sucedió en el pasado. No sé qué hice, si es que hice algo, o por qué, o si yo sólo estaba...
-¡Maldita sea! –exclamó él llevándose ambas manos al cabello.
-No los veas –le pidió ella en un susurro-. Por favor, mi amor. No los veas.
-¿Temes que haya aquí una escena subida de tono que yo no pueda soportar?
-¡No! Me resisto a creer que me dejé tocar siquiera por ese maldito. ¡No lo concibo! Mi corazón, todas mis entrañas se revuelven y gritan que no es cierto, eso que él dice no pudo ser. Por favor. Te lo ruego. Derek...
-No podré dormir –dijo Derek con tono pesaroso, como si quisiera complacerla, pero le fuera imposible-, no podré tampoco levantarme mañana pensando en lo que hay aquí.
-Te lo suplico.
-Me voy a volver loco, Eva. Tú eras mi vida.
-Lo soy, lo sigo siendo. ¡Estoy aquí y soy la Eva de ahora, la que no tiene culpa de nada! –Derek sacudió su cabeza negando. Se masajeó los ojos, y sin dar más vueltas, cliqueó sobre el ícono de uno de los videos, y éste empezó a rodar.
Escuchó el quejido y el sollozo de Eva en una última petición de que no lo hiciera, y cuando ella se acercó al portátil para detenerlo, o cubrirlo, él extendió un brazo, y con sólo eso fue capaz de detenerla. Ella intentó sobrepasarlo, pero él era demasiado fuerte.
Y entonces sus ojos se posaron en la pantalla.
Allí estaba ella, entrando a un hotel con Anthony. Él le rodeaba los hombros y le decía algo al oído, y en el rostro de ella se vio la sombra de una sonrisa. Otra cámara los enfocó entrando al ascensor, y antes de que las puertas se cerraran, él se acercaba a ella como si la fuera a besar.
-Esa no soy yo –dijo Eva-. Siento náuseas sólo de imaginarme...
-Pero estás allí –dijo él señalando la pantalla; ahora se la veía salir sola y con algo de prisa. Hizo correr otro video. La escena ahora era parecida, pero ella iba con otra ropa. Las cámaras los seguían siempre hasta que ellos se perdían en el ascensor, y luego entraban a una habitación. Siempre lo mismo, unas cuatro o cinco veces. El mismo hotel, la misma habitación.
Eva se quedó allí, de pie, con la vista fija sobre la pantalla. Sólo ella caminando al lado de Anthony y entrando a ese lugar, no ella besándolo, o lo que era peor, desnuda a su lado.
ESTÁS LEYENDO
Yo NO te olvidaré®
RomanceHaces promesas de no olvidar jamás a esa persona que amas. Juras estar con él y para él hasta la muerte. Te imaginas que será así, fácil y sencillo, porque sabes que tu amor es verdadero, puro, real, y el amor es una fuerza poderosa que puede co...