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Anthony entró a la oficina de Derek preguntándose por milésima vez qué diablos estaba pasando. De venida aquí, había marcado el antiguo número de Eva con la esperanza de que lo conservara aún, y que en caso de que así fuera, le contestara, pero a pesar de que timbraba, nadie contestó.

Caminó a paso lento hasta llegar al escritorio de Derek, que estaba lleno de papeles mientras él y Alberto, su secretario, revisaban unas cuentas en su computador.

Derek lo miró, y sin apenas mirarlo, lo hizo sentar.

Dudaba que Derek fuera tan buen actor como para conservar semejante calma y serenidad sabiéndolo todo. No se podía tener enfrente al amante de tu esposa sin cambiar el semblante mostrando deseos de asesinar. Algo iba mal aquí.

-Alberto, dame unos minutos con Anthony, por favor –dijo Derek enderezándose en su silla. El secretario salió y Derek lo miró fijamente. Anthony tragó saliva-. Ahora sí –volvió a hablar Derek con voz grave-. Explícate.

Anthony abrió la boca para hablar, pero ningún sonido salió de ella, pues, ¿qué tenía que explicar? ¿Lo de los videos? Esta no era la manera como esperaba ser interrogado por eso. ¿La llegada tarde? No podía ser eso, Derek no podía estar armando tanto jaleo por algo como eso.

-He escuchado quejas de retrasos y fallas en las entregas –siguió Derek-. Quejas y fallas más que todo en lo relacionado con tu área de trabajo. ¿Qué has estado haciendo todo este mes, Anthony?

-¿Quejas? ¿De quién?

-¡De los mismísimos clientes, Anthony! ¿Estás en un secreto plan por hacer que la compañía se caiga a pedazos?

-¡Claro que no! –y eso lo dijo con total convicción, notó Derek.

-¿Entonces por qué estás fallando en tu trabajo y de manera tan desastrosa? ¿O es que hay alguna otra cosa que te interese más que tu puesto aquí y es tu sutil manera de hacerte despedir?

-¡No quiero que me despidas!

-Pues estás reuniendo méritos.

-Mira, Derek... es difícil dar una excusa, pero...

-La estoy esperando, de todos modos.

-¿Qué puedo decirte? Los clientes no se quieren entender con un simple empleado, ¡quieren relacionarse directamente con los socios! Y ya que Eva no está en capacidad de hacerlo, te toca a ti. toda esa cantidad de quejas no son sino deseos de llamar la atención, tu atención.

-Ya. Ahora te sales por la tangente.

-¡Es la verdad, Derek! –Derek lo miró con ojos entrecerrados, como si quisiera leerle la mente-. Está bien si no me crees, es fácil de averiguar. Toma el teléfono y compruébalo por ti mismo.

-Pero sí ha habido fallas en algunas entregas.

-Gajes del oficio.

-Gajes que no pueden suceder. ¡No se puede jugar con el prestigio de una empresa! –Anthony apretó los labios mirando a otro lado.

-Lo sé.

-Parece que no-. Derek se puso en pie y empezó a dar vueltas por la oficina-. Estoy sin mi mano derecha, Anthony –siguió él-. Sin Eva aquí, es normal que haya un poco de caos, pero debemos trabajar aun así al mismo ritmo. No podemos bajar la guardia.

-Entiendo.

-He vuelto, Anthony –volvió a hablar Derek, y Anthony lo miró fijamente-. Tendré más trabajo que antes al tener que encargarme no sólo de mi trabajo, sino también del de Eva, pero he vuelto para no ausentarme otra vez.

Yo NO te olvidaré®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora