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Anthony miró a Derek con las manos esposadas frente a él. Max, un poco más corpulento que su hermano, cruzó sus brazos y lo miró entrecerrando los ojos mientras Ethan le apuntaba aún con su arma. Derek encendió las luces del yate, que de inmediato se iluminó con todo su lujo y belleza. Un sitio poco apropiado para la fealdad de la que tendrían que hablar.

-Vayamos a mar abierto -le aconsejó Ethan-; tienes vecinos y es mejor que no vean movimientos sospechosos cerca de tu casa. Luego del tiroteo, han de estar más pendientes-. Derek asintió en silencio, así que se dirigió a la sala de control y se puso en marcha. Anthony se sentó en uno de los muebles sintiendo el suelo de sus pies moverse; Max y Ethan, frente a él, sólo lo miraron estoicos, muy acostumbrados a andar en botes en movimiento.

Pasaron los minutos, y a pesar de que el yate siguió andando, Derek volvió a la sala sin poder quitarle la mirada de encima a Anthony, con las imágenes de Eva entrando a un hotel con él en su mente, deseando reventarle los brazos que la habían rodeado en esa ocasión, la boca que le había sonreído.

-Empieza a hablar -dijo Ethan, adelantándose, pero Max lo detuvo elevando una mano y sacó de uno de sus bolsillos su teléfono.

-Estoy hay que grabarlo.

-En ese caso, mejor hacer el video.

-Bien pensado-. Anthony tragó saliva. Necesitaba seguir muerto, al menos sobre el papel, y hacerle un video confesando no ayudaba mucho.

Max preparó su teléfono y lo puso en una pequeña mesa apuntando hacia él, lejos de su alcance.

-Habla ya -dijo Derek con voz dura. Anthony respiró profundo.

-Esto de lo que te voy a hablar... lo sabía Eva... antes de sufrir ese accidente.

-Empieza -conminó Derek entre dientes, sintiendo que le molestaba el sólo hecho de que la nombrara. Anthony asintió agitando su cabeza, abrió su boca para hablar, pero de ella no salió sonido. Sólo miró a Derek y preguntó:

-¿Ella está bien? -Derek no lo soportó. Que él, que había intentado extorsionarla, aprovecharse a varios niveles, e incluso matarla se mostrara preocupado ahora lo ofendió más allá de lo que su cordura pudo soportar, así que se acercó a él y con toda su fuerza le dio un puñetazo en el vientre dejándolo largos minutos sin aire y en el suelo. Cuando los segundos se pasaban y Anthony no se recuperaba, Max se acarició los labios, que tenía estirados en un gesto displicente diciendo:

-Creo que se te pasó la mano.

-Sólo fue un golpe, ¡es un debilucho!

-Pero ahora se demorará en hablar. Me va a dar hambre-. Derek miró a su hermano de reojo, y se escuchó la sonrisa de Ethan, que ya conocía al par de hermanos y no le extrañaba nada este tipo de comportamiento.

Al fin, Anthony pudo volver a respirar. Miró a Derek con ojos llorosos y tosió tratando de volver a poner en funcionamiento su sistema respiratorio.

-Lo siento -dijo. Derek se agachó frente a él deseando poder seguir golpeándolo.

-No me tientes. Tengo muchas ganas de matarte.

-No lo harás.

-¿Ah, no? Llevar tu cuerpo a altamar no me será difícil, y Max y Ethan no dirán nada; al fin que estás muerto.

-Sí, pero tú no eres un asesino -eso dejó en silencio a Derek por unos segundos, pasados los cuales, apretó los dientes haciendo latir un músculo en su mejilla, y con una sonrisa que Anthony nunca le había visto y que fácilmente le había causado un escalofrío, dijo:

-Si se meten con mi familia, créeme que no me importará mancharme las manos de sangre; ni un poco-. Anthony lo miró a los ojos y tuvo que creerle. Los Sinclair definitivamente eran hombres pacíficos, pero podían perfectamente volverse bestias si algo amenazaba a los suyos, tal como estaba pasando ahora.

Yo NO te olvidaré®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora