El pecho de Eva estaba agitado. Mientras miraba a Amanda, con su cuello erguido y el cabello recogido en un moño alto, con una bufanda y una chaqueta con el cuello alzado, las imágenes de los últimos minutos de su vida corrían ante sus ojos.
La traición de Amanda le había dolido tanto entonces como le dolía ahora. Había pisado el acelerador violando los límites de velocidad, sabiendo que estaba cometiendo una infracción tras otra, pero el sólo pensar que a sus hijos podía pasarle algo... el sólo pensar en la amenaza de Amanda a ellos, le hacía perder toda precaución e ir por ellos.
Que no fuera demasiado tarde, iba pensando, que tenga tiempo de salvarlos. Un minuto, aunque sea.
Amanda, Amanda. Le dolían sus palabras, le dolía su mirada llena de odio.
Tal vez debió ser más observadora, debió imaginar que sí se había enamorado de Derek.
¿Pero si lo hubiese sabido, si hubiese siquiera imaginado que esa noche que conoció a Derek en ese accidente iba a conducirla a este momento, habría cambiado algo las cosas? Por ejemplo, ¿habría dejado ir a Derek por esto?
¿Qué habría hecho? ¿Se habría perdido la felicidad que habían vivido estos doce años sólo para no vivir este sufrimiento?, ¿por no poner a sus hijos, a los hijos que tendría con él, en peligro?
No lo sabía, pero sí que le habría gustado volver a ese tiempo para averiguarlo, pensó.
Y entonces creyó que podría pasar al otro lado de la avenida aun cuando ya el semáforo estaba en rojo, y los automóviles se atravesaron en su camino.
Antes de que todo se volviera oscuro, su último pensamiento fue Derek, en sus ojos oscuros mirándola preocupado aquella primera vez que se vieron, hacían doce años...
Amanda le sonrió a Eva y dio un paso hacia ella.
-Eva, cariño, estás bien, gracias a Dios-. Eva retrocedió un paso también y la miró a los ojos. Amanda seguía sonriendo, pero como era de esperarse, esa sonrisa no iluminaba sus ojos-. ¿Estás bien? No estás bien abrigada, deberías... -Amanda se detuvo mirándola fijamente; las lágrimas de Eva corrían por sus mejillas sin parar, y en su rostro, había tal expresión de dolor que todo se hizo evidente.
Metió una de sus manos en el bolsillo de su abrigo dejando salir el aire, y Eva siguió el movimiento de su mano dando otro paso atrás.
-No me digas -sonrió Amanda mordiéndose un labio-. Ya recordaste todo-. Eva intentó calmarse, reponerse, recuperar el control de sus emociones, pero no podía evitar verse con ella en una habitación jugando cartas junto a Lauren en una pijamada, corriendo hacia la puerta de la escuela porque se les había hecho tarde, maquillarse la una a la otra para poder entrar a una discoteca aun cuando eran menores de edad.
La traición de Lauren palidecía ante todo lo que le había hecho Amanda, y eso sólo significaba que ninguna de las amigas que había elegido en la adolescencia habían tenido lo mínimo que se esperaba para que se les pudiera llamar así: lealtad.
-Oh, por favor. Ya para de llorar.
-¿Tú has llorado alguna vez? – Amanda se rascó detrás de la oreja, y Eva siguió con un ojo en la mano que seguía en el bolsillo.
-Sí, muchas veces. Lloré mucho por Derek.
-Y ahora que acabes conmigo... ¿al fin serás feliz? ¿Se acabará tu resentimiento? -Amanda miró a un lado apretando sus labios como si de verdad lo estuviera pensando.
-Puede ser.
-¿Y crees que luego de eso al fin tendrás a Derek? -Amanda la miró a los ojos, clavándolos en ella como un par de dagas muy filosas-. Tendrías que deshacerte también de mis hijos para tenerlo por completo para ti -sonrió Eva llena de amargura-. Y luego tendrás que borrarle sus recuerdos, así como sucedió conmigo, para que deje de pensar en la familia que una vez tuvo y amó-. Eva metió ambos pulgares en la pretina de su pantalón y caminó varios pasos hacia ella-. Y aun así, Amanda -siguió-, Derek jamás se fijaría en ti-. Amanda no lo soportó, y del bolsillo de su abrigo sacó una pequeña arma, que apuntó directo al pecho de Eva. Pero Eva no se arredró, por el contrario, dio otro paso hacia ella sin demostrarle miedo.
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Yo NO te olvidaré®
RomanceHaces promesas de no olvidar jamás a esa persona que amas. Juras estar con él y para él hasta la muerte. Te imaginas que será así, fácil y sencillo, porque sabes que tu amor es verdadero, puro, real, y el amor es una fuerza poderosa que puede co...