-¿Estuvieron hoy en tu consultorio? –le preguntó Amanda a James por teléfono. Éste la había llamado para comentarle acerca de los estudios que Eva se había hecho hoy, como siempre hacía.
Él sonrió y miró unos resultados médicos de Eva en la pantalla de su ordenador.
-Sí –dijo-. Al parecer, ella sufrió una lipotimia acompañada de una fuerte cefalea...
-Háblame en un idioma que yo pueda comprender –le reprochó, y James, paciente, le tradujo:
-Un desmayo, y luego dolor de cabeza. Ella se desmayó y Derek la trajo muy preocupado. Aquí se le hicieron estudios.
-Pero... ¿no recuerda nada todavía?
-No-. Amanda se mordió el interior del labio.
-Pero... eso, que se haya desmayado... ¿es buena o mala señal? –le preguntó a James.
-Para mí es una mala señal –contestó él-, me tranquiliza que le hicimos la resonancia y todo salió bien –Ahora Amanda Elevó sus cejas en una mueca.
-Sí, claro. Afortunadamente. Tal vez... no lo viste, pero sí que está mal. Con el cerebro nunca se sabe, dijiste tú una vez.
-Pues sí, con el cerebro nunca se sabe. Le dije a Derek que estuviera pendiente por si el episodio vuelve a presentarse, qué sería lo recomendable hacer en ese caso, y sabiendo cómo es, sé que seguirá las instrucciones. Y dime... ¿es un buen día hoy para invitarte a tomar algo? –Amanda miró el techo. Esto era lo que se ganaba por conseguir la confianza de James. Le tocaba aceptar sus invitaciones a salir, y lo peor es que a cada cita él se iba tomando más libertades con ella, como si estuvieran iniciando una relación.
Y no estaban en ninguna relación. Ella sólo necesitaba su información como médico acerca del estado de salud de Eva.
-¿Esta noche? Sabes –dijo, cambiando un poco el tono de su voz-, nunca me llamas para planear una cita dos o tres días después, siempre tiene que ser el mismo día, como si yo fuera tu última opción.
-No digas eso, por favor. Tú sabes que me gustas mucho. Básicamente, todo lo que hago es pensar en ti –Amanda blanqueó sus ojos. Cuando ella no dijo nada, James se apresuró a añadir-. ¿Te parece bien entonces mañana?
-No. Está bien, esta noche –contestó. Mejor salir de ese trance hoy mismo, se dijo, y acordó la cita de inmediato.
Al cortar la llamada, marcó al número de Anthony para informarle.
-¿Qué haces aquí? –le preguntó Eva a Anthony antes de que entrara a la casa. Él había detenido su auto en el antejardín, y cuando lo vio a través de los ventanales, salió a su encuentro con el firme propósito de impedirle la entrada a su casa.
Derek no estaba, había salido precisamente hacia la oficina. Habían pasado toda la mañana y parte de la tarde en la clínica por culpa de ella y él no había podido hacer lo que sea que tuviera que hacer, y luego de asegurarse de que ella estaba bien había salido, y justo ahora llegaba este hombre, cuando ella estaba sola, cuando no estaba Derek para que la defendiera.
Parecía que lo hubiese planeado así.
Entonces, ella se defendería sola.
Anthony la miró de arriba abajo. Ella llevaba una blusa azul celeste de tela ligera y el cabello recogido de cualquier manera en lo alto de la coronilla. Los pantalones blancos llegaban un poco más abajo de la rodilla y llevaba unas simples sandalias planas. Estaba simplemente preciosa.
Ella era preciosa, con su piel tostada por el sol y mechones un poco aclarados por el mismo. Había recuperado un poco este tono tostado que le encantaba, no el pálido que había tenido cuando salió de la clínica.
ESTÁS LEYENDO
Yo NO te olvidaré®
RomanceHaces promesas de no olvidar jamás a esa persona que amas. Juras estar con él y para él hasta la muerte. Te imaginas que será así, fácil y sencillo, porque sabes que tu amor es verdadero, puro, real, y el amor es una fuerza poderosa que puede co...