-Esto es motivo de alegría –dijo Anthony sonriéndole a Eva-. Yo también estoy muy feliz de que al fin empieces a recordar-. Eva le sonrió y miró a Derek, que charlaba con su hermano muy feliz. Estaba siendo un excelente día para él.
Luego de almorzar todos juntos en la mesa, habían vuelto a la sala para tomar una copa de vino y celebrar. Sus padres habían llegado a casa y habían abrazado a su hija por la buena nueva, aunque a ella le parecía que era demasiada algarabía por algo tan nimio. Sólo había sabido que esa ensalada era la favorita de su hermana y ya, por Dios. No había recordado ninguna imagen del pasado, que era lo que más ansiaba.
-Me alegra –le dijo Eva a Anthony, que aún sostenía su copa en la mano.
-¿Cuándo empezarás a recordarme a mí? –Eva lo miró un poco sorprendida.
-¿A ti? –él sólo sonrió mirándola a los ojos, pero luego, como si quisiera desdecirse, sacudió su cabeza.
-No me prestes atención.
-No, no... Por qué...
-De verdad, Eva. No me prestes atención. Las cosas están donde deben estar. Tú debes estar feliz. Creo que esa es la razón por la que... tu mente decidió olvidar todo.
-No entiendo nada de lo que estás diciendo.
-Eva, cariño –los interrumpió Amanda acercándose-. ¿Cuándo empezarás a recordarme a mí?
-Yo a ti no te he olvidado, tonta –rio Eva.
-Ah, es cierto. Pero olvidaste que me ibas a regalar un Mercedes Benz, y me quedé esperándolo.
-Bribona, no te aproveches –Amanda se echó a reír. Tomó a Anthony del brazo y se lo llevó. Eva los miró hablar pensando en lo que él había dicho antes. ¿Por qué tenía que recordarlo a él? Hasta ahora, nadie había dicho que él fuera parte importante de sus vidas, nadie hablaba de él aparte de los temas de negocio.
-¿Te sientes bien? –preguntó Cecilia acercándosele.
-Sí, mamá, estoy bien.
-¿Qué te pasó en la frente? –Eva se llevó la mano al pequeño chichón que se le había formado tras el golpe que se había dado esta mañana. Lo había cubierto con su cabello, pero era evidente que a su madre no se le escapaba nada.
-Ah, es sólo que me golpeé.
-¿Te golpeaste? ¿Con qué te golpeaste? –Eva le iba a contestar, pero entonces Derek se les acercó.
-Tengo que reunirme con Amanda y Anthony –le explicó él tomándola por el codo y hablándole en voz baja.
-No... no hay problema.
-Sé que debes estar cansada y que quisieras descansar, pero...
-Estoy bien –le sonrió ella.
-¿Podrías entretener a Max mientras tanto? –Eva quiso reír. Derek hablaba como si le estuviera pidiendo algo imposible.
-No te preocupes por él, estará en buenas manos.
-Ya hablé con él y le expliqué la situación –dijo-. Me desocuparé rápido –prometió él, y luego de besarle los labios, se alejó. Lo vio irse con Amanda y Anthony al estudio y se giró para mirar a Max, que sentado en el mueble, hablaba con Gaby.
-Es hora de tu siesta, Gabriela –le dijo Victoria acercándose. La niña de inmediato la miró con cara de súplica.
-No quiero hacer siesta. Mami, por favor.
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Yo NO te olvidaré®
RomanceHaces promesas de no olvidar jamás a esa persona que amas. Juras estar con él y para él hasta la muerte. Te imaginas que será así, fácil y sencillo, porque sabes que tu amor es verdadero, puro, real, y el amor es una fuerza poderosa que puede co...