Derek despertó y se levantó casi de inmediato. Había logrado dormir dos horas, y aunque no eran las acostumbradas, se sentía con cierto exceso de energía.El día anterior había mandado abastecer el Elysium para lo que hoy tendrían que hacer, así que había comida en la cocina, los botiquines y extintores habían sido revisados nuevamente como era rigor, y había ropa en los pequeños guardarropas de los camarotes.
Entró a la ducha preguntándose si ya Max y Ethan estaban en movimiento, así que cuando salió, no se sorprendió mucho al ver que ya su hermano trasteaba un poco en la cocina, con el cabello mojado y un ojo puesto en Anthony, que tiraba de la esposa que tenía en la mano, cansado de haber estado en la misma posición toda la noche.
-Buenos días -le sonrió Max, pero Derek no tuvo ánimo para contestarle, así que sólo movió la cabeza en contestación.
Quería llamar a Eva, decirle dónde estaba, cómo estaba, cuánto la extrañaba, pero le era imposible.
Esperaba poder hacerlo después, y darle buenas noticias.
Amanda se encontró en un café cercano a la playa con los hermanos Baker.
El sitio tenía mesas y sillas fuera, y en uno de ellos se encontraba la pareja de hermanos, pero ella le hizo señas con la cabeza para que entraran y buscaran una mesa dentro.
Los hermanos comprendieron el mensaje, y luego de unos segundos, se pusieron en pie y la siguieron.
-Está bonito el día -se quejó Julius-, por qué nos privas de su vista? -Amanda no contestó. Le aburría tener que explicarles que no quería que la vieran con semejantes personajes.
Una mesera llegó y Amanda pidió un té. Los otros pidieron el desayuno completo y la mesera se fue.
-Debes alimentarte bien -dijo Jane mirándola de reojo-. Te vas a enfermar.
-Necesito la ubicación de Eva Sinclair. Podemos, por favor, agilizar esto? -Julius miró a su hermana y sacó de su bolsillo trasero una pequeña libreta anillada que entre otras cosas se veía arrugada y sucia y la puso sobre la mesa.
-Tu querido pajarillo no está en Miami.
-Eso ya podía imaginarlo yo sola -espetó Amanda.
-Pero tampoco está demasiado lejos. No se fue a Europa, ni a New York, ni a ninguna de las ciudades que nos sugeriste.
-Precisamente por eso, porque lo sugeriste -acotó Jane-, descartamos la posibilidad de que estuviera en cualquiera de los sitios en los que tú misma podías suponer que estaría-. Amanda frunció el ceño un poco confundida.
-Antes de empezar a buscar -sonrió Julius-, investigamos un poco a Derek Sinclair. Sí, tiene dinero, pero es porque también es muy listo. Si sospechaba que alguien quiere matar a su mujer, la pondría a salvo en el lugar que menos esperarías. No la expondría llevándola a uno de los sitios donde todos sabían que era donde primero buscarían.
-Hay que abonarle que no fue sencillo -intervino Jane.
-Ya díganme dónde está! -exclamó Amanda, ya exasperada por las vueltas que daban el par de hermanos. Julius miró a su hermana, que le devolvió el gesto con una sonrisa. Comprendiendo lo que querían, Amanda abrió su bolso y sacó el paquete al que ansiaban ponerle la mano.
Julius extendió la suya y lo tomó, pero Jane prácticamente se lo arrancó y abrió el sobre en que estaba envuelto y lo sacó con disimulo, mirando en derredor y asegurándose de que nadie les prestaba demasiada atención.
Eran billetes de cien, auténticos y completos.
-Está en una pequeña localidad llamada Lexington, al este de Atlanta, Georgia -dijo Julius, arrancando una página de su sucia libreta y alcanzándosela.
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Yo NO te olvidaré®
RomanceHaces promesas de no olvidar jamás a esa persona que amas. Juras estar con él y para él hasta la muerte. Te imaginas que será así, fácil y sencillo, porque sabes que tu amor es verdadero, puro, real, y el amor es una fuerza poderosa que puede co...