Salí rápidamente del baño y abrí la puerta. Allí esperaba pacientemente Ian a que le abriese la puerta.
-¿Qué haces aquí, Ian?- Pregunté.
-No pensarás que te iba a dejar en este antro, sola. ¿Verdad? Podré ser todo lo que tu pienses que soy, pero no te voy a dejar aquí. Los hombres que se hospedan aquí no es precisamente para tener una noche tranquila tumbado en la cama.- Dijo apartándome de la puerta para poder entrar completamente en la habitación.
-¿Dónde está Bree?- Le pregunté.
-Está en mi casa, tu madre ha llegado y me ha dicho que fuera a buscarte. Menos mal que aún puede tu madre rastrear tu móvil.- Dijo. Recogió algunas cosas sueltas que había sacado de la maleta y las volvió a meter.
-¿Qué haces? – Pregunté.
-Te vienes a mi casa. Tenemos una habitación de invitados. Podéis dormir allí.- Respondió.
-Quería que tuvieses un tiempo a solas con Brea. Ella necesita a un padre también.- Dije.
-Lucy, ella y yo podemos pasar tiempo juntos y podemos hacerlo contigo también.- Cogió mi maleta y me dio la mano para salir de la habitación. En el momento que nuestras manos se unieron, esa chispa que nos recorría cada vez que nos tocábamos hace muchos años atrás volvió. Había echado de menos esa sensación. Pero sabía que estaba mal. Ian estaba con Shay y por más que quería perdonar a Ian, y ser todos una familia, no podía. Ambos vivíamos vidas muy diferentes. Ian seguía como actor y yo lo había dejado. Él vivía en Los Ángeles y nosotras vivíamos en Memphis.
-¿Qué vamos a hacer cuando tengamos que volver a Memphis? Yo no tengo tanto dinero como para estar pagando billetes de avión todos los fines de semana.- Le dije.
-Los pagaré yo, o iré allí a verla. Pero por favor, no me hagas perder más tiempo de la vida de mi hija.- Me suplicó.- Encontraremos algo, siempre hemos salido de todo. Esto es otro bache, Lucy.- Me dijo.
Ian condujo hasta su casa, yo iba a su lado con la cabeza apoyada en la ventanilla mientras veía la lluvia que había comenzado a caer.
-¿En qué trabajas allí?- Me preguntó.
-Trabajo en una pequeña librería.- Contesté secamente.
-¿Vives con tu madre?-
-No, tengo un pequeño apartamento para Brea y para mí, pero ella me ayuda mucho.- Dije.
Llegamos a casa de Ian unos minutos después, cuando entramos Brea aún dormía porque se había acostado tarde con su padre pero mi madre también estaba allí.
-¿Qué haces aquí, mamá?- Pregunté.
-Estaba preocupada por ti, cariño.- Ella me contestó dándome un abrazo.
-Estoy bien, mamá.- Dije.
-Lucy, te enseñaré dónde dormirás.- Me dijo Ian cogiendo mis maletas.
-¿Dónde está Shay?- Pregunté.
-Está trabajando hasta tarde hoy.- Me contestó.
Subimos hasta una habitación que solo tenía lo necesario.
-Puedes meter tus cosas en el armario y puedes descansar un poco, puedes no haber descansado mucho en esa cama barata en la que has dormido.- Me dijo mientras soltaba las maletas frente al armario.
-Tranquilo, he dormido bien.- Mentí. Casi no había dormido, pero no quería que lo supiese.
-Iré a ver a Brea, no me gusta estar separada de ella mucho.- Dije.
-Claro, te llevaré a su habitación.- Dijo saliendo de esa habitación.
-Chicos, ahora que sé que Luc está bien, debería de volver.- Dijo mi madre cuando salimos por el pasillo hacia la habitación donde dormía Brea.- Sé que mientras Lucy se quede aquí estará en buenas manos. Solo espero que no lo estropees esta vez.- Terminó de decirnos mientras me daba un beso en la mejilla.
-Pero mamá...- Dije, pero ella no me dejó terminar.
-Estarás bien, cariño.- Me abrazó y le dio otro a Ian antes de marcharse.
-Vamos, vamos a ver a Brea. Estará al despertarse.- Me dijo Ian abriendo una de las puertas, la que antes daba a su oficina. Seguía viviendo en el apartamento donde vivía antes de mudarnos al nuestro, supongo que nunca lo llegó a vender.
-¿Papi, mami?- Una voz fina resonó por el cuarto que estaba a oscuras por que la persiana estaba bajada al máximo.
-Sí, cariño.- Dijo Ian acercándose a la cama.- ¿Has dormido bien?- Me preguntó.
-He dormido mejor que nunca, papi. La cama es muy cómoda.- Ella contestó.- Mi colchón en casa es demasiado duro.- Terminó.
-Pensé que te gustaba tu colchón.- Dije.
-Me gusta cuando los colchones son blanditos, como los de casa de la abuela Julie.- Me contestó.- Papi, ¿tú también tienes papás?- Le preguntó.
-Claro, como tú. Pero no viven aquí tampoco.- Contestó Ian.
-¿Dónde viven? ¿Cuándo los voy a poder conocer? ¿Crees que me querrán cuando me conozcan?- Preguntó rápidamente.
-Viven en Virginia, los podrás conocer pronto y estoy seguro de que te querrán tanto como nosotros te queremos a ti.- Ian respondió cariñosamente.
Aquí está el siguiente capítulo, espero que no se me vuelva a estropear el ordenador en un tiempo, rezad por el ya tiene sus años :(