Necesita comprensión (SeHun)

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"¿Te he encontrado? Ave sin vueloCelosa, llorando"–Iron & Wine, Flightless Bird, American Mouth

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"¿Te he encontrado? Ave sin vuelo
Celosa, llorando"
–Iron & Wine, Flightless Bird, American Mouth.

Me desperté feliz y descansado, como si hubiese dormido en una cómoda cama de agua y no en el sofá más incómodo del mundo.

Ni siquiera me importaba que el baño tuviera moho y hongos por todas partes. Simplemente me empeñaba en ignorarlo. Finalmente me había ganado el respeto de LuHan y podía hacer con él lo que alguien debió haber hecho con mi madre.

Nada podría arruinar mi felicidad en el momento.

Incluso me comí con gusto las sobras de un Sandwich que LuHan había dejado alguna vez.
Delicioso. ¿Y después llega LuHan y me agradece por haberlo llevado a la fiesta de JongIn?

El día perfecto.

No hice más que reír todo el día.

Nadie tenía que decírmelo, pero sabía que mi madre debía estar orgullosa de mí. ¿Y qué mejor forma de celebrarlo con un LuHan de buen humor?

Habían pasado un par de semanas y LuHan y yo nos habíamos acercado notablemente. Cada que podía, compraba pintura, almohadas o herramientas para arreglar la casa. LuHan se veía muy agradecido, aunque a veces también lo notaba apenado por los gestos de generosidad que mostraba con él.

Aunque le recordaba en varias ocasiones que no era una molestia para mí, LuHan siempre se empeñaba en intentar darme lo mejor, al menos solo para dormir, aunque eso implicara que él estuviese incómodo en ese pedazo de madera que él llamaba cama, y me ayudaba con los arreglos de la casa, como aquella vez que estábamos pintado las paredes de su habitación y terminamos haciendo una especie de guerra de pintura. Su habitación quedó originalmente pintada, pero al menos ya no se notaban las humedades.

Un día, después de compartir el desayuno, LuHan dijo que tenía que decirme algo.

Se veía serio, así que pensé que el tema era de relevante importancia.

—¿Qué pasa? —pregunté sentado en el sofá en el que dormía (ahora constantemente), algo preocupado.

—¿Oh SeHun está preocupado por mí? Vaya, eso no me lo esperaba. —El sarcasmo se notaba a leguas, porque él sabía que me preocupé desde el primer instante en que lo vi. Aún así, su pregunta iba en serio.

Y esa también era una de tantas cosas que había aprendido LuHan de mí: a descifrar todas y cada una de las expresiones que dominaban mi rostro.

Y lo hacía de maravilla, porque sabía que cualquiera hubiese visto a un chico serio con Cara de Póker y sin sentimientos ni reacción alguna. LuHan, en cambio, veía lo que el resto no podía.

—No te pases —respondí con tono burlón—. Solo cuéntame.

—Verás... —Cambió su anterior sonrisa por un gesto algo nervioso y preocupado—. Como me has tratado tan bien en estas semanas yo... quería, eh, cómo decirlo... Contarte un poco de mi vida. Ya sabes, para que no me desconozcas tanto, y todo eso. —Añadió rápidamente la última parte, tal vez nervioso por lo que llegara a pensar por su tentador comentario—. Si estás dispuesto, claro. O sea, no puedo obligarte.

—Es tu historia, LuHan —le dije calmado—. Tú decides lo que haces con ella.

Se quedó unos segundos callado.

—Está bien.

Me contó que desde pequeño había sido un niño solitario y problemático, y que sus padres tuvieron problemas por ello. Él y sus aprietos eran la fuente de los mismos. Sin embargo, él sabía que lo querían, pero entre sí, su padre y su madre, lo dudaba. Peleaban constantemente y, por eso, LuHan evitaba tanto su casa. Un día volvía del instituto cuando escuchó a sus padres pelear. No pudo escapar, así que terminó viendo cómo su madre le tiraba desesperada cualquier cosa que estuviera a su alcance a su padre para sacarlo de la casa. O tal vez matarlo, nadie sabe. LuHan huyó ese día y desde entonces no había vuelto a saber nada de su familia.

En seguida recordé el comentario que había hecho con respecto a sus padres, cuando me reclamaba por invadir su vida y no saber las razones por las que lo ayudaba. Y, maldita sea, me sentí tan jodidamente mal.

—Y el final ya lo sabes —terminó con los ojos vidriosos y desplomándose en el sofá, como si hablar tanto lo hubiera dejado adolorido y agotado.

No sabía exactamente qué decir y sabía que ninguna palabra ni discurso de quinta para subir el animo lo harían sentir mejor, porque yo ya había pasado por una situación similar. Por experiencia sabía que eso nunca funcionaba. Solo empeoraba las cosas. Pero supongo que era inevitable hacerlo.

Ni siquiera necesitaba que le dieran un abrazo o que le mostrasen cariño.

Él sólo quería comprensión.

—¿Sabes? —dije acomodándome junto a él lo más cómodo que pude, en la misma posición en la que él se encontraba—. Mi madre se suicidó cuando yo tenía siete años. A mi padre no le importó mucho porque era un matrimonio arreglado, así que nunca llegaron a amarse. Decidí tomarme un año sabático para alejarme de mi padre por un tiempo. Además sabía que le iba a molestar esa decisión, y quería hacerlo enfadar. Así que te entiendo. No perfectamente, pero te entiendo. Sé lo que se siente estar solo en el mundo, sin nadie ahí para apoyarte. Pero aquí estoy yo.

La noche había entrado y yo seguía en la casa de Kai, haciéndole una visita temporal. Me preocupaba un poco LuHan, ya que probablemente estaría drogado en el suelo de su baño. No lo sé, no había vuelto a verlo en esas situaciones, pero dejarlo solo por mucho tiempo me daba mucho miedo.

Sin embargo, tenía un poco de esperanza. Creía que, al ayudarlo un poco, estaría mucho mejor. Digo, al menos evitaría un poco más las drogas. Eso intentaba creer, pero no estaba del todo convencido.

Creía que, al darle un poco de compañía, a lo mejor y ya estaría un poco mejor con ese tema. Porque eso era lo que necesitaba, ¿no? Compañía.

Casi compruebo mis teorías al llegar a casa. Casi. Por un poco.

Sin embargo, el lugar tenía un tenue olor extraño y, sin importar que LuHan podía controlarse muy bien en su estado de éxtasis, podía ver sus ojos inyectados en sangre.

Decidí no reprocharle por ello, porque no tenía derecho alguno. Pero algo en mí, muy dentro de mí, llegó incluso a decepcionarse un poco. Tal vez mucho.

Al fin y al cabo, no conocía a LuHan de nada.

—SeHun —dijo él con voz profunda cuando me vio llegar. Parecía tranquilo por lo que pude ver, pero sentía que necesitaba decirme algo.

—¿LuHan? ¿Estás bien?

—SeHun, han... —Tuvo que parar. Lágrimas afloraban en sus ojos y sus emociones no podían ser correctamente controladas. Entonces sí me preocupé—. Se han llevado a MinSeok.

Crying OutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora