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"No podría irme aunque quisiera Porque algo me sigue llevando a ti" –Major Lazer ft. Ellie Goulding & Tarrus Riley, Powerful.
Vi a YiXing salir del restaurante dando pasos apurados hacia atrás con cuidado de no tropezarse con nadie mientras me mostraba uno de esos hermosos hoyuelos y se despedía con la mano. Dio media vuelta y salió corriendo hacia el estacionamiento donde estaba su auto aparcado justo al lado del mío.
Me fue imposible ocultar una pequeña sonrisa. Ese chico era más de lo que creía que era. Negar la petición de ChanYeol para hacer una sesión de fotos con él fue la mejor decisión que había tomado en mucho tiempo. Gracias al cielo aún me quedaba un poco de raciocinio a comparación de mi alto amigo.
Me levanté de mi asiento y reí como un estúpido al recordar que a YiXing se le había olvidado pagar, incluso si había prometido que así lo haría. Pues mejor para mí, ahora tenía más razones para invitarlo a salir de nuevo.
Pagué la cuenta con una sonrisa de oreja a oreja que la señorita que nos atendía pareció notar. Se despidió de una venia y yo agradecí de la misma manera.
Me puse el gabán negro ligeramente largo por encima de la camiseta azul cielo y llevé mis manos a las gafas de lente oscuro que había dejado en la mesa recién llegamos al restaurante para después ponérmelas e irme.
Bajé las escaleras del elegante lugar y busqué mi auto en el estacionamiento. Iba ya un poco tarde a la reunión que BaekHyun me había hecho atender en su lugar, pero siempre podía excusarme en eso mismo. De todos modos en ese momento me sentía demasiado feliz como para pensar con claridad.
Encontré a mi bebé justo en la esquina en la que lo había dejado con el espacio vacío, al lado del que antes había ocupado la camioneta de YiXing.
Revisé si tenía algún rasguño, al igual que hacía todas las veces que lo volvía a ver después de dejarlo en un estacionamiento público. Lo rodeé contento de ver que estaba intacto como siempre.
Mi Mercedes Benz convertible negro no podía tener ni un solo rasguño, no señor. Y eso, aparentemente, lo sabían todas las personas que aparcaban su auto al lado del mío. Debían de hacerlo con mucho cuidado si no querían ganarse una demanda por parte de un muy adinerado estudiante de derecho, y resultaba que en ese tema sí que era bueno.
Saqué las llaves del bolsillo trasero de mi pantalón, abrí el auto y me subí mientras el olor a cuero limpio me inundaba. Amaba ese auto.
Arranqué con el delicioso sonido del motor encendiéndose y puse el GPS. Esa dirección que me había mandado BaekHyun no la conocía de nada, incluso si sabía que estaba en Gangnam, uno de los barrios más ricos en Seúl. Había estado antes por la zona, claro está, pero nunca en esa dirección. Parecía ser de una casa, pero me era imposible saberlo.