Impulsos del corazón (JongIn)

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"Estoy volviendo a casaHe estado lejos por mucho tiempo¿Me recuerdas en absoluto?"–Bullet For My Valentine, Hearts Burst Into Fire

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"Estoy volviendo a casa
He estado lejos por mucho tiempo
¿Me recuerdas en absoluto?"
–Bullet For My Valentine, Hearts Burst Into Fire.

Me levanté casi a regañadientes por la luz que entraba por la ventana de mi habitación. Usualmente, dejaba las cortinas oscuras cerradas, pero siempre que mi madre estaba en casa, las abría en la madrugada para que me despertase temprano, pues sabía que no era buen madrugador.

De por sí, mi habitación era toda oscura. Incluso las paredes eran de un tono azul petróleo. Sin embargo, unas débiles lucecitas de las máquinas de juegos que la adornaban le daban un poco de vida y me hacían sentir cómodo y protegido dentro de esas cuatro paredes que siempre habían sido un resguardo.

La cama era de tamaño matrimonial, las sábanas eran completamente blancas, las almohadas de plumas. El armario tenía aspecto antiguo y ocupaba casi toda la habitación. Una gran consola estaba ubicada en una de las paredes, justo en la mitad de ésta, y varios videojuegos regados en el suelo junto con unas cuantas prendas de ropa que nunca guardaba en el armario por cuestiones de pereza.

Todo era como siempre me había gustado y, sin embargo, mi madre se empeñaba en dañarme las estancias en mi adorada cueva. ¿Cómo se atrevía a meterle centímetros de luz a mi inexorable guarida? 

Con el ceño fruncido y un gemido ronco, me volteé para darle la espalda a la ventana y seguir durmiendo, pero un ruido incesante proveniente del pasillo no me dejaba en paz. Era el murmullo de la voz de mi madre hablando como loca, tal vez consigo misma, tal vez por teléfono, tal como hacía todas las mañanas. En momentos como ese, llegaba a odiarla.

Decidido a ponerme la almohada en la cabeza para seguir durmiendo y disimular un poco el sonido persistente de la voz de mi madre, me di cuenta de que algo no estaba bien. Recordé la noche anterior, como hacía todas las mañanas en un acto de reflejo, y me maldije a mí mismo por olvidar tan preciado detalle.

—¡KyungSoo! —exclamé con voz áspera en un susurro, saltando de mi cama y dirigiéndome lo más rápido posible a la habitación de invitados.

Abrí la puerta de madera oscura más rápido que nunca. Mi madre estaba justo al frente de mi habitación y estaba seguro de que se había quedado allí hablando en el tono más alto de voz que podía emplear a sabiendas de que yo seguiría dormido y, de paso, que me molestaría y me haría levantarme.

Sin embargo, no tenía cabeza para ello, pues había dejado a un borracho KyungSoo durmiendo en la habitación de invitados mientras mis padres residían en la casa. ¿Y si ya se habían dado cuenta de que se había quedado a dormir?

Corrí lo más rápido que mis adormiladas piernas me lo permitían, bajé un tramo de escaleras que me parecieron eternas para, finalmente, encontrarme con la puerta cerrada. Pero yo la había dejado abierta...

Crying OutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora