1. Colisión.

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Despierto con la visión fija en un par de círculos grises que brillan intensamente. Lo primero que hago es preguntarme por qué el techo de mi habitación es tan
gris, si hace poco remodelaron la casa y pinté con mis propias manos de color blanco, pero luego lo que hago es moverme y me quedo aterrorizada.

No puedo hacerlo.

No puedo moverme.

Siento como algo me aplasta y me inmoviliza trayendo a mi mente los últimos acontecimientos.
No estaba en mi cama porque la superficie sobre la que me encuentro está dura y no miraba mi techo; lo que miraba era un par de ojos de color grises. Tomo una bocanada de aire forzando a mis pulmones para que aspiren y luego me arrepiento de haberlo hecho porque el olor a colonia varonil inunda mis fosas nasales combinado con el aliento fresco de la persona que tiene su boca muy cerca de la mía.

Siento cálidos dedos en mi mejilla e inmediatamente digo:

-Sal de encima de mí. -Mi voz salió como quería, clara e imperativa.

Pero lo único que el chico hace es reírse, en mi cara. Nadie se atreve a hacerme eso, ni si fuera un chico con los ojos de un color plateado nacarado condenadamente atractivo, y con una sonrisa deslumbrante que enamora todo a su paso.

Aparto mi cabeza dándome cuenta en el último minuto que mis manos estaban fuertemente aferradas a una tela. Rápidamente mi cara se vuelve pálida y caliente al mismo tiempo. Suelto la remera color gris del chico y pongo las palmas hacia arriba para empujar, pero lo único que logro es un dolor en el brazo por no poder moverlo ni un milímetro.
Dicen que los músculos pesan y este tipo estaba hecho de ellos.

-Sal o voy a gritar.

-Cariño, lo único que vas a lograr es ahuyentar a las aves. -Habló el chico por primera vez, su voz era profunda y ronca, provocando que mi corazón latiera frenéticamente; y no por que estaba sola, si no por lo lindo y perfecto que era su voz.

Él tenía razón, si gritaba sería igual que gritarle al vacío ya que no había nadie en los alrededores y me había internado más en el parque debido a un estúpido pokemon.

Empecé a retorcerme debajo de él, buscando salir ilesa con una patada en su entrepierna. Lo único que pude hacer fue empeorar la situación porque sus partes privadas rozaron mi parte sensible. Para mi suerte el chico se levantó impulsando sus brazos ¿Ya dije Fuertes y musculosos brazos? ¿No? Bueno, eso.

Cuando él se levanta y se irgue en todo su espléndido metro ochenta mi piel se pone de gallina por la vista que estoy teniendo. El chico se estira como un gato luego de despertarse, ágil y sigiloso. La vista de su eight pack era realmente inquietante y lo primero que se me vino a la mente fueron los cuadraditos de las barras de chocolate blanco. Me estremezco ligeramente.

Hmmm Chocolate.

Apuesto a que mi cara estaba lleno de baba porque cuando el chico me mira dice:

- ¿Te gusta lo que ves? -Aparto la mirada de nuevo concentrándome en un árbol detrás de él, sus flores amarillas eran realmente hermosas así como los bíceps del chico. Aggggr céntrate. Y luego deliberadamente agrega-: porque a mí me encanta la vista.

Y cuando sigo su mirada comprendo a lo que se refiere. Se podía vislumbrar una franja gruesa de mi piel cremosa incluyendo mi ombligo, la sensación de estremecimiento ocurría porque mi camisa estaba ligeramente alzada y el aire fresco acariciaba mi abdomen plano. De esta perspectiva tenía mi estómago plano, era una lástima que cuando me pusiera de pie mis royitos caerían hacia delante, resultado de mi adicción al chocolate.

Lo fulmino con la mirada esperando a que surja efecto después de bajar mi camisa y ponerme ligeramente roja.

Cuando vuelvo la cabeza de nuevo, el chico de cabello oscuro me tiende una mano y yo me quedo como:

Prometo Fingir AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora