La gran Propuesta de matr...Ehem, Ehem... cita.

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La gran Propuesta de matr...Ehem, Ehem... cita

Dante levanta las manos sin oponer resistencia.

–¿Qué jodida mierda crees que estás haciendo?

Me sorprendo cuando escucho la voz de Evan cargada de ira.

–Tranquilo, hermano, juro que solo conversaba amistosamente con ella.

Me levanto abruptamente.

–Es cierto, Evan. –Digo algo apresuradamente con miedo a no responder antes de que le dé una paliza.

El estrecha los ojos hacia Dante, y un minuto después lo suelta. Aún noto su cara de Enfado, mientras Dante se acomoda la camisa. Le da una mirada de lo-arreglamos luego. ¿Era celos lo que podía entrever en su enfado repentino?

Suspiro de alivio.

– De todos modos ¿Qué haces aquí, Dante? –pregunta Evan.

–Te dije esta mañana que estaría aquí para entrenar. ¿Lo olvidaste?

Evan parece recordar lo que aparentemente le dijo, bifurca sus dedos en su oscuro cabello en consternación.

–Claro que lo olvidarías, si te están volviendo loco. – Dante me dirige una mirada de complicidad.

Me sonrojo de nuevo.

–Estoy en algo importante, ve a hacer lo viniste a hacer. –Me siento incomoda ante el tono de Evan.

–Bien, pero primero ¿no vas a presentarnos como se debe? –En estos momentos quiero golpear a Dante por ser insistente y acabar con la paciencia de Evan.

Evan se acerca a mí rápidamente y me toma de la mano.

–Dante, ella es mi novia. Kat él es mi molestoso amigo Dante.

Suspiro de alivio al notar el fastidio juguetón de Evan. Dante ni se inmuta cuando me presenta como su novia. Al parecer él ya lo sabía.

–Evan, él ya sabe quién soy.

Miro a Dante quien hace una reverencia.

–Encantado de conocerte, Katy.

Sonrío.

–Ya vete Dante. –insiste Evan.

–Bueno, los dejaré en su aparentemente primera cita y me iré.

Mis mejillas se ponen coloradas. Miro mis pies para que no se note. No puedo creer que haya dicho eso. En estos momentos necesito un balde de agua fría. Porque la vergüenza que siento me corroe.

Miro a Evan a través de mis pestañas, sin levantar la cabeza.

Su sonrisa es más grande que el océano pacífico y estoy confundida.

Se acerca a mí y me toma de la barbilla, levantando mi rostro hacia él. Su hermoso rostro a centímetros del mío.

–Nuestra primera cita, bebé.

Frunzo el ceño.

–No somos novios, y esto no es una cita – contradigo.

–No cedes nunca ¿Eh?

–No soy fácil de Ceder.

–¿Así que no cederás a salir y tener una cita conmigo?

Mi boca se abre. Y mis ojos también.

–¿Es...una...Broma? –tartamudeo.

En este mismo instante, en Little Rock city, un muchacho pidiéndome una cita, una cita de verdad. Y no cualquier muchacho, un muchacho que derrite bragas y rellena espacios en los corazones. ¿Hay algo mejor que eso? Sí, Evan.

Prometo Fingir AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora