¿Hermanos?

117 11 6
                                    

–Cariño, Evan seguro está abajo, el pobre chico dijo que traería acompañante.

–Tengo que hablar con él.

Me quedé paralizada en mi lugar al escuchar de nuevo esa voz que hace años arruinó mi vida y la de mi madre.

–Soy su madre puedo hablar con él. Ahora, vamos hay gente esperando por nosotros abajo, recuerda nuestro aniversario. –La insistente voz chillona de la mujer se hizo escuchar.

Doblé la esquina y el poco color que me quedaba en el rostro desapareció.

–Katherine.– La voz confundida de Evan detrás de mí me llegó a través de la bruma mental.

La pareja en el pasillo alzó la vista con la voz de Evan. No había duda de que el que estaba parado a lado de la mamá de Evan era Will, mi padre.

–¿Papá?– Era consciente de que cuando salió la pregunta lo único que quería era borrarla y ser menos específica. El ya no era mi padre, no desde que nos abandonó, a mi madre y a mí.

Lo más razonable que podía formar mis pensamientos en ese instante era que este hombre, mi padre, es padre de Evan. La mano de la madre de Evan estaba enredada en su antebrazo, y hoy era su aniversario de bodas.

Mi padre nos dejó porque tenía otra familia.

Había escuchado muchas historias de matrimonios, donde uno de los dos engaña al otro, pero nunca creí que eso fue lo que ocurrió con mi familia. Sí, alguna vez pensé que mi padre ya tenía otra mujer a estas alturas, porque mi padre sí era guapo para su edad. Cabello castaño claro, complexión atlética y todo eso, pero nunca imaginé que estando con mi madre hubo otra mujer, la que ahora estaba demandándole volver a la fiesta.

La realidad me dio de lleno, repartió golpes en mí a diestra y siniestra sin importarle el sufrimiento, la angustia y el dolor que estaba experimentando.

Me mantuve firme, sin pestañear, enojada y recargada de ira.

No podía ni quería aceptar lo que inmediatamente eso significaba. Porque todos sabíamos y no hacía falta decirlo.

Evan era mi hermano, y aunque sólo sea medio hermano por parte de mi padre aún teníamos la misma sangre, éramos familia.

No puedo creer que Will me abandonó por ellos, y en cierto modo lo respeto, cuidar a una hija enferma y dejar a su propia familia por ello es algo que merece ser honorado, aunque no borre el hecho de que pudo habérnoslo dicho. Lo hubiéramos apoyado, mamá lo haría. Y a pesar de que quiero tanto perdonarlo, no puedo. Y eso duele más que todo.

–¿Princesa? –La temblorosa voz de mi supuesto padre no pasó desapercibida. Ya no tenía el derecho de llamarme de esa manera.

–No me digas princesa, William.

El cuerpo del susodicho se estremeció como si le hubieran pateado donde más le duele. Pero la mano con firme agarre se apretó.

–Puedo explicártelo, princesa.

–¡He dicho que no me llames así! –Bramé– Creí que nos amabas, papá, creí...

–¡No! Aún las amo, sólo déjame explicártelo.

–¿Explicarme qué? Que todo ese tiempo nos engañaste, no nos dijiste que tenías otra familia.

No me dijiste que tenía un hermano.

No dijo nada.

–Dejaste a mi madre y a mí por tu otra familia ¿Es eso lo que me vas a explicar? ¿O cómo esto es un error del que te arrepientes cada día de tu vida?, ya no importa lo que vas a decirme, nos dejaste y eso jamás lo o voy a olvidar. ¿Al menos mamá sabe todo esto? ¿Que nunca la amaste porque le eras infiel?

Prometo Fingir AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora