Kitten sacando las garras.

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Abrí los ojos con el fuerte ruido de un motor. Bostecé y me acordé del horrible sueño que tuve anoche.

Un chico con los ojos plateados chocando contra mí en la búsqueda de pokemones.
Yo yendo al hospital en sus brazos.
Él diciendole a mi madre que era mi novio; avergonzándome frente a ésta.
Él Lamiendo mi mejilla para que mi madre crea que nos estábamos besando.
Todo eso es tan fantasioso.

Hay cosas en la vida que realmente asustan, como por ejemplo: que tu manta esté en el suelo lejos de ti como si alguien a la noche la hubiera estirado. Y otra es que tus pesadillas se vuelvan reales. Una vez soñé con una chica que atormentaba mi vida y al día siguiente ¡Poom! Esa chica apareció robándome a mi novio; Megan era una arpía y todos los que caían en sus redes eran realmente estúpidos.

Me estiré en mi cama, tapándome los oídos con mi almohada. Era sábado y tenía muchas cosas de las que ocuparme. Debía sacar a mi perro Ethan a pasear, debía correr varios kilómetros para liberar energía, debía terminar de pintar el garaje, debía plantar flores o alguna planta de color en el jardín; cosa que ando planeando hace varios días.

El ruido cada vez es más fuerte proviniendo de la calle. Miro el reloj en mi mesita de noche. 9:31 AM. Era tan temprano para un sábado. ¿Por qué tienen que molestar así?

Me paro dispuesta a golpear a quien se atrevía a despertarme. Bueno, no golpear, es demasiada violencia; tal vez mi zapato serviría como un buen artefacto para advertir, a quien sea que esté en la calle haciendo el bullicio, que molesta a las personas.

Agarro mi zapato y corro la cortina. Destranco las ventanas y las empujo. Saco todo mi torso por la ventana para mirar, y no creo lo que mis ojos ven. Retrocedo tropezando con mi manta que se lía en mis pies, caigo hacia atrás con el trasero en el suelo.

Ouch. Duele.

Pero me olvido del dolor y entorno los ojos.

No puede ser.

Esto sí que es increíble.

Corro saliendo de mi habitación y bajo las escaleras de dos en dos, por las esquinas de mis ojos puedo ver a mi madre en la cocina. Abro la puerta de entrada de un tirón y bajo las escaleras del porche. Me dirijo hacia la persona que está cortando el césped de mi casa.

–Tú.

Esa persona no se da la vuelta porque no me escucha sobre el ruido del motor.

Desenchufo el maldito corta césped. Apagándolo.

–Hey. –El tipo con rostro conocido se da la vuelta.

Definitivamente es Evan.

–¿Qué mierda haces aquí? –Hecho humos por las orejas.

–Corto tu césped

Pongo los ojos en blanco.

–¿Qué mierda haces en mi casa? –reformulo la pregunta.

Sus ojos cambian de dirección. Susan estaba aquí.

–Bebé, también te he extrañado tanto. Ven aquí.

Me atrae en un fuerte abrazo cálido. ¿Qué es mejor que un abrazo cálido de Evan? Un abrazo cálido de Evan sin remera. Ahora tenía en primer plano la vista de su cuerpo.

Cuando miré por la ventana no podía creer que ese chico de cabello negro estaría en el césped de mi casa. Necesitaba una confirmación de que era él y, en efecto, me topé con él.

–Kitten, estas tan sexy con esa camiseta, que dice "I'm Baby" . –dice con la voz profunda y ronca.

Maldita sea. Me había olvidado por completo que traía puesto mi camiseta que Laurence, mi mejor amiga, me regaló. Era tan corto que casi se veía mi ropa interior negra de encaje. Mi cara hierve con la sangre acumulándose en mis pómulos. Debajo de la camiseta no llevaba sujetador y temía que se pudieran ver las puntas rígidas de mis gemelas.

Prometo Fingir AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora