El mismísimo diablo de sonrisa tentadora.

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¡Hola! Lamento haber tardado, pero aquí está el tan esperado capítulo. Gracias a todos por seguir leyendo y por insistir en actualizar. Últimamente he estado pensando en lo pocos que somos. ¿Estoy haciendo algo mal? A veces veo historias con una visita que luego de diez segundos ya tienen como mil. La mía está en varios concursos y apenas somos veintialgo, por así decirlo. A veces duele, pero es algo que me gusta hacer por diversión y porque tengo estas cosas llamadas historias en la cabeza que se acumulan y no me dejan dormir tranquila. Y al menos tengo lectores y eso es lo genial ¿No? Esos que siempre estarán aunque haya un segundo libro de esta historia. 🙈 Solo puedo decir que después de este capítulo no me odien, sólo si son valientes pueden seguirlo, pero si no, no lo hagan. Porque muchas cosas sucederán a partir de aquí.
¡Se valiente!

–Tranquila, gatita.

Respiré para tranquilizarme, hasta que ningún resto del dulce vino interfiriera con mi voz.

¿Stripper? ¿Enserio? Tal vez Evan tenga el físico y la actitud para ello pero si me hubiera detenido a pensar en tipos de trabajo no se me pasaría por la cabeza algo así. Ni siquiera me di cuenta de ello mientras bailábamos pintando el garaje de mi casa. Recordé perfectamente la música de Maroon five mientras él levantaba su camisa y movía la cintura, cantando al ritmo. Tenía sentido que todas las mujeres lo miraban con ilusión, además de la cantidad de público femenino no faltaban las zorras que se le lanzaban en la primera oportunidad.

Si estuviera en una situación así, trabajando de una manera poco convencional por la escasez de trabajo me sentiría muy avergonzada de ello, sin embargo, Evan no parecía sentirse de tal manera si no que la sonrisa de picardía estaba tallada en su rostro.

–¿Tu...bailas...pa...para mujeres? –balbuceé, culpando a la tos.

–Bailar por un lado, sí.

Tenía miedo de hacer la siguiente pregunta.

–¿Y p-por el otro?

–Sin ropa por el otro – Finalizó.

Después de recoger mi mandíbula del suelo decidí darle una oportunidad a su manera de vivir.

–¿No encontraste otro trabajo?

–Me gusta este trabajo, una amiga de mi madre se me acercó y me ofreció el puesto, ahora soy un hombre muy respetado. He ganado todos los concursos de striptease en tanga, ah, y casi lo olvido, mañana será el concurso del año y espero que estés ahí, gatita– me guiñó un ojo.

Digerí la información.

¿Qué clase de madre tiene amigas dueñas de un club de desnudistas? Solo una amiga que acude regularmente. Y...¿Respetado? Pongo toda mi fe en que ni de cerca es eso, más bien uno bien buscado por toda la población del sexo femenino, para algo más que bailar. Porque bailar no todas las veces significa en realidad "bailar". Oh, y lo que dijo al final jamás de los jamases ocurrirá.

–No iré.

–Vamos, Kat. Te divertirás, incluso puedes llevar a tu amiga Laurence y a tu amigo el rarito.

Lancé un no rotundo.

Tenía esa sonrisa en el rostro, esas de las que sólo ocultaba cierta broma en sus palabras.

Rebobiné sus palabras tratando de encontrar la broma detrás del telón.

"Me gusta este trabajo, una amiga de mi madre se me acercó y me ofreció el puesto, ahora soy un hombre muy respetado. He ganado todos los concursos de striptease en tanga, ah, y casi lo olvido; mañana será el concurso del año y espero que estés ahí, gatita"

Prometo Fingir AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora