Ardiente Evan.

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Entro a la casa, y me recuesto por la puerta, deslizándome hasta llegar al suelo. Enciendo el celular y me pongo a revisar. Lo primero que veo es el icono de la aplicación que me llevó a todo, a chocar con Evan y terminar siendo su novia de mentira considero la opción de eliminarlo, pero nunca se sabe cuando estaré aburrida y querré jugar de nuevo. Voy a mis contactos y un único número aparece.

Ardiente Evan

Ruedo los ojos.

Demasiada arrogancia para mis claros ojos. Río internamente.

Algún día podría necesitar su número. Espero que llegue ese día así como espero con ansias que Megan sea mi mejor amiga o sea, en resumidas cuentas, espero que nunca llegue ese día. Suspiro deliberadamente.

El celular suena e inmediatamente tengo un mensaje. Lo abro.

Apuesto a que ahora estás suspirando por mí, nena. ;)

-Sexy y ardiente Evan.

Suelto una carcajada, ¿Sexy y ardiente? Vaya ego.

Si, suspiro por ti así como suspiro antes de un examen (preparándome para lo peor)

–Katherine

Sé que me amas.

–Ardiente Evan.

Sí, así como amo cuando el chocolate que compro está vencido L(te odio)

–Katherine.

Me odias. Pero no me conoces.

–Evan.

Ok. Eso fue profundo. Y algo deprimente para mí. Enserio no lo conocía y eso demostraba lo idiota que siempre soy. No desconfiaba que fuera un asesino ni nada de eso, solo que si sabía más de él no me estuviera preguntando el porqué de sus múltiples personalidades.

Prefiero no contestarle, porque no tenía nada que decir a eso y estaba de acuerdo. Y no le diría que tiene razón. Jamás. No le daría la razón a Evan Blake Wallace.

Podía saber su nombre, apellido y ser su novia falsa, pero no los detalles más importantes de su vida.

Soy una combinación de Arsénico y cobalto. Soy un AsCo.

Me descargo todas las aplicaciones que tenía en mi anterior celular y recupero todas mis cuentas. Lo primero que hago es buscar a Evan en Facebook pero no encuentro nada. En otra aplicación tampoco.

En el último momento escribo en el buscador el nombre de su amigo. Bratt Anderson.

A él si lo encuentro y empiezo a ver todas sus fotos. Hay unas cuantas con Evan y con una chica etiquetada como Brenda. Era la novia de Bratt y era muy hermosa, todo lo opuesto a mí, sus ojos de color avellana y cabello castaño. Me desplazo por las fotos y encuentro una que llama mi atención, es de hace mucho tiempo y tal vez solo yo lo noté. Es en una fiesta con la foto de Bratt y un muchacho etiquetado como Dante, en el fondo había un sofá y en ese sofá estaba Evan hablándole a una chica en el oído con una cerveza en la mano. La chica estaba sonriendo como si él le estuviera coqueteándole en el oído o como si le estuviera diciendo todo lo que le haría en la noche.

Puaj.

Solo de pensarlo me daba un vuelco en el estómago.

Él dijo que cambió ¿verdad? Si él lo dijo y lo aseguró, es hora de creer en él. Puede que no sea él y yo esté exagerando las cosas, aunque no me importaba si era él o no ¿Y porque de repente tengo curiosidad y lo investigo? No lo sé.
Pero quiero conocer a Evan como la palma de mi mano y tengo miedo de salir asustada obteniendo respuestas inequívocas que no me agradan.

Es domingo y hago lo que siempre hago los domingos. Lavar ropa y limpiar la casa.

Pongo música a todo volumen.

Lanzo la ropa dentro de la lavadora y limpio los cubiertos sucios. No hay mucho que hacer, sin embargo, me lleva un buen tiempo.

Considero la idea de llamar a Laurence y exigirle respuestas, no quería sonar fastidiosa así que decidí no hacerlo. Mañana obtendría una explicación de ella en la universidad.

Ya anochece cuando llamo a mamá y le pregunto si está bien, me preocupaba que le pasara algo en el trayecto. Por suerte está bien y ya llegó a la oficina y se está quedando en un hotel como siempre. Hubo una emergencia que tiene que resolver mañana, para volver el martes.

Me quejo una hora en el teléfono porque no me dejó el coche y tengo que caminar. Soy tan propensa a enojarme por algo tan mundano.

Termino en el sofá comiendo chocolate y mirando televisión. Un programa de Tv sobre peleas de parejas estaba transmitiéndose. Nada de lo que aparecía era agradable. Engaños, traición, destrucción y problemas de ira que al final lograban superar y volvían como antes de que todo sucediera. En la vida real nunca ocurriría algo así, por lo menos no a mí con lo que respecta a superación y perdón.


Prometo Fingir AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora