La aparición de Megan

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Lunes por la mañana.

Expectativa:

Es lunes y me despierto con muchas ganas de comenzar el día. Millones de expectativas utópicas me aguardan. Es un nuevo día, el primer día de una hermosa semana en la universidad. Un nuevo amanecer me espera, y estoy dispuesta a ponerle todo mi empeño para que sea la semana más genial del mundo.

Salto de la cama y me baño. Bajo corriendo a la cocina y me espera un café bien calentito, hecho por mi buenísima madre.

Salgo a la calle y hago el primer calentamiento, me estiro y luego comienzo a trotar.

Después de media hora, vuelvo a casa a darme una ducha y prepararme para irme en mi coche a la maravillosa universidad; donde todo lo que aprendo me sirve para el día a día.

Realidad:

Son esos ojos que cautivan, que me persiguen como un león a su presa, incitándome a correr lo más lejos que mis pies puedan llevarme, hasta que no distinga mis movimientos del suyo, escucho como ruge a mis espaldas enojado de que siga huyendo. Me detengo abruptamente y escucho atentamente a mí alrededor, los sonidos cambian por uno que me incita a bailar.

Abro los ojos y mi sueño se disuelve como la sal en el agua. El maldito despertador en mi nuevo celular sobre la mesita de noche vibra y suena al ritmo de Maroon five "Animals"

¡Que oportuno!

Ni siquiera me digno a levantarme y buscar con mis ojos, solo estiro mi brazo y palmeo buscando algo cuadrado.

Mis ojos no soportan la brillante luz. No recuerdo haber programado la alarma a las exactamente... 4:00 DE LA MAÑANA.

Abro los ojos como platos.

¡Aggg! maldito imbécil arruina sueños.

Desactivo la alarma que obviamente Evan programó.

Lanzo de nuevo en la mesita de noche y me cubro con mis sábanas hasta que ningún aire entre por debajo. Trato de conciliar de nuevo el sueño, pero tengo el maldito insomnio adherido desde que escuché esa música.

Me destapo y miro el techo perfectamente pintado de blanco.

Es lunes, el asqueroso lunes que trae consigo un día ajetreado y cansador. Donde debo ir a la triste universidad a soportar a mi asquerosa enemiga que comparte conmigo la única materia que más me gusta y de la que mi estudio depende: Psicología. Para más ella ,Megan, se sienta detrás de mí, como siempre.

Me estiro y bostezo.

Solo pensaré en el aquí y en el ahora y no en lo que pasará después. Dejemos que el destino decida por más increíble e inverosímil que parezcan los sucesos.

Me levanto con todas las ganas de tener un café en mano, el olor que tanto me hace falta me golpea en la nariz. Mamá siempre se encarga de hacerme café. No recuerdo haber escuchado que vendría inmediatamente, aunque a veces lo hacía y volvía por las mañanas sin avisar. Pese a todo lo que le costaba viajar, lo hacía por las noches de igual manera. Imprevistos surgían a cada minuto por lo que la enviaban a casa de nuevo.

No me molesto en ponerme algo para cubrir mi ropa interior, bajo las escaleras, el ruido estruendoso de ollas es brusco y me meto apresuradamente a la cocina.

Una cabeza con cabellera negra aparece en mi línea de visión. Me detengo en seco, inmovilizada, renuente a dar otro paso que condene a que repare mi presencia.

Prometo Fingir AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora