CAPITULO 8

154 35 5
                                    


Me aclaré la garganta.

-Yo vivo aquí, -señalé lo obvio. - gracias por todo.

Puso sus manos en los bolsillos de sus jeans desgastados.

- ¿No me vas a invitar a pasar?, podemos resolver varias cosas que quedaron pendientes -Levanta las cejas sugestivamente.

Pongo los ojos en blanco. A este chico nunca le faltan las insinuaciones.

-No me interesa.

Me doy la vuelta dispuesta a desaparecer por la puerta de entrada. Mi madre inevitablemente habrá notado mi ausencia de cinco horas y presiento que está esperándome en el sofá, como todas las veces que vuelvo tarde.

Pongo mi mano en el pomo de la puerta y ésta se gira automáticamente bajo mi palma.

Mi madre, Susan, con el ceño fruncido aparece en la puerta.

Mierda.

Hay cosas en la vida que verdaderamente odio. Como por ejemplo alguna de ellas son: Que las personas me pidan que les invite de mi barra de chocolate, que alguien me hable mientras estoy con mi celular en mano, que mi padre llame cada semana para preguntar por mí, y como anexo; toparme con chicos arrogantes y por último pero no por eso menos importante, ver enfadada a mi mamá.

-Mamá. -digo con nerviosismo.

-Espero que tengas una muy buena excusa por haber regresado tan tarde. -Me regaña con enojo.

Prometo Fingir AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora