Maia puso los ojos en blanco, aclaró su garganta y añadió:
—Sé que eres una cabezota cuando quieres, Laura. Pero como yo lo veo, esto va en un rumbo seguro. Nunca te había visto actuar así, hasta hablas distinto. Es muy probable que termines enamorándote y creeme: es allí cuando todo se complica —Laura no bufó, pero en cambio rodó los ojos. Sin embargo, en su interior sabía que lo que decía su amiga, lo decía de la vos de alguien que tiene una de las más complicadas historias en relaciones, haría bien en tomar cualquier consejo.
—Puede que él también esté sintiendo algo por ti, y en ese caso me gustaría que no te cerraras, que no intentaras apartarle una vez más. Eres mi mejor amiga y nunca has sentido nada fuerte e intenso con nadie –especialmente Nick- y es con quien duraste más tiempo. Me gustaría verte enamorada y ser fliz.
Maia no dudaba de sus palabras, como si ya les hiciera una hecho. Laura temía de su convicción.
—Por el amor de Dios, dejemos esto hasta aquí ,ahora mismo—dijo en amarga súplica.
Quería ignorar el hecho de que solía pensar en ello más de lo que le gustaba admitir, pero el que su amiga representara con palabras sus pensamientos más recónditos acerca de esa rara relación que mantenía causaría que no se detuvieran, que estuvieran siempre presentes en su mente. Porque, como quieras llamarlo, la atracción, la química, el alto voltaje entre ellos era demasiado tangible, y eso era nuevo para ella. Se estaba convirtiendo en una fuerte adicción que le aterraba y seducía jodidamente. Y, en el fondo de su helado corazón ella no podía imaginarse sin él, pero... eso no significaba que se estuviera enamorando ¿verdad?
¡Dios! Era tan complicado tener una relación de esa naturaleza, para Laura no debía ser complicado. Se supone sería sencillo: Deseo + Atracción=Sexo caliente pero fácil de olvidar. Su mente y su cuerpo no llegaban a un acuerdo ni con ellos mismos. En especial su mente, ese era un verdadero cabrón.
Su mente le que se estaba acercando demasiado, entonces cuando ella intentaba alejarse como hace un par de semanas no dejaba de recordarlo. ¡No le permitía olvidar por un minuto la existencia de ese hombre! La singular manera de mover cada parte de su cuerpo, cual baile elegante, tan seguro de sí, pero no engreído. Además a su alrededor lucía... depredador. La intensidad de su mirada miel que solía estar en ella quemando su piel, solía estar en ella tanto tiempo como si no valiera la pena mirar nada más la hacía sentir hermosa, deseada... casi venerada. Claro que no sabía cómo miraba a otras mujeres, pero prefería no pensar en ello realmente.
No obstante, había algo. Algo oscuro en sus ojos claros, que la llenaba de inquietud. La intrigaba como el mismo infierno. Le daba la sensación de que estuviera conteniendo una bestia que no quería dejar caer en ella... aún. Laura no quería que él le escondiera nada de él, no.
A Aún allí, en la presencia de Maia, con sólo pensar en esas dos cosas sentía el dulce beso del dolor en la fricción de sus pezones sensibles –cortesía de su amante que solía devorarlos cual voraz animal- cuando se acariciaban con la seda egipcia de la camisa con la que a veces dormía, era así como su cuerpo la atormentaba en respuesta de lo que su mente maquinaba, como ambos la enloquecían.
Estaba tan malditamente irritada y ahora excitada.
Suspiró luego de acabar el desayuno, dirigió su vista a su amiga con tranquilidad.
—Platícame cómo te recibió tu familia ¿Qué tal encontraste a tu abuela?
Maia sonrió. Deseaba conocer cada sentimiento pensamiento que embargara a Laura, pero apreció el gesto, el brillo de sus ojos mostró la felicidad y el pesar por su familia.
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La Heredera |Raura|
RomanceElla lo Ama, pero, quién es él... Él la ama, pero, quién es ella... En cada encuentro de placer, se sienten más vivos que nunca antes, en cada caricia encuentran en un desconocido el amor de nadie más.