Capítulo 38

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N.A.: Antes de comenzar el capitulo siento de que debo disclparme, por desaparecer y todo eso. Lo siento. La ultima vez conté me estaba graduando y eso, y bien lo hice y fue genial, al princípio la emoción no me dejaba escribir una palabra, creanme. Luego de esto simplemente las cosas que pasan en mi país... solo quería leer y sumergirme en mundo ya creados y escapar un rato, luego intentaba escribir y nada salía aún cuando sabía que tenía que pasar. Ahora, me gustaría decirles que estoy ocupada con comenzar la Uni, mudarme y vivir la aventura de adulta... pero no, estoy en casa vienod como se desmorona mi socedad y como las oportunidades se cuerran a mi generación de egresados del bachillerato y que no puedo obtener un pasaporte para mudarme con mi madrina que me ofrece hacer la universidad en Costa Rica -Grácias Maduro- por cierto ¿Nadie me acepta en su casa? y estoy contando esto porque... no sé la verdad sé que no es problema de nadie y que capaz ni lo estan leyendo pero... Solo necesitaba desahogarme.

siento no haber atualizado hace mucho y no contestar sus ultimos comentarios.



«... Quitarte esa bata, hundirme en ti y olvidar...»

Ross fue quien la besó, lenta y pausadamente. Saboreando, mordisqueando, atormentando deliberadamente sus labios tan sutilmente como solo él sabía. Para hacerla anhelar más.

Su cuerpo ardía por más. Mientras el hombre que amaba re recreaba con besos lentos y sencillamente sublimes, que en cualquier momento hubiera disfrutado como sedienta, cada vez sus ansias pedían más. La excitación bullendo desde su centro, calentando rápidamente cada terminación de su cuerpo.

La humedad entre sus piernas se volvía cada vez más abundante. Quizá fuera todo el tiempo de sus cuerpos sin ese tipo de intimidad, quizá fueran las hormonas más sensibles que nunca; ella tomó la iniciativa de empujarlo por los hombros bruscamente; aprovechando el desconcierto que causó en él, ella metió la lengua en su cavidad bucal y volvió el beso mucho más intenso aunque era imposible hacerlo más apasionado. La satisfacción de sentirse embriagada por la posición de poder, puso sus piernas a cada lado. Sosteniéndose en rodillas y codos, en cuatro sobre él reguló los besos a su antojo ascendiendo cuando él intentaba dominar y descendiendo para morder, lamer y chupar sin piedad sus labios y sus comisuras. Hasta que lo llevó al descontrol total, cuando él cogió con sus manos en puños a la altura de la cintura y jaló, diciendo entre jadeos:

—Quitate esta cosa —Laura no dudó, ni tardó en alzarse en sus rodillas solamente y deshacerse le la prenda sensualmente lento, haciendo exhibición de cada recoveco de su cuerpo en el proceso del que Ross no perdió ni una pulgada.

Los pantalones eran un confinamiento tortuoso para su miembro palpitante. No le pasaba desapercibida seguridad y sensualidad de la que estaba haciendo gala esta mujer, su mujer, tan excitada como estaba -cosa que la brillante humedad en su sexo demostraba irrefutablemente- no necesitaba que le dijera qué hacer, ni parecía insegura o avergonzada por nada. Su Laura estaba volviendo. Estaba allí con él en cuerpo y alma.

Una vez explicado a Ross que de ningún modo hacían daño al bebé hicieron el amor entre caricias placenteras y besos profundos, fascinados con volver a sentirse después de tanto tiempo.

Laura

Los atardeceres en Los Ángeles, son increíbles. Reflexiono sobre esto mientras los colores naranja y un sutil rosa se combinan, traspasando las puertas corredizas de cristal de mi nueva oficina. La habitación completa -incluyendome- bañada de esquina a esquina con esta película de luces danzantes; cosa que sucede en toda esa cara del edificio de cristal ya que sol da directamente desde el horizonte mientras los otros lados quedan en sombra. El resto de habitaciones que también gozan de esta hermosa vista se encuentra la oficina de Ross- justo al lado, la sala de estar en el piso de abajo y l habitación del bebé - en la cual hay que seguir trabajando.

Fácilmente puedo imaginar cada tarde aquí como siempre sumergida entre el trabajo, concentrada y cuando me sienta en el borde, cansada con dolor de espalda cómo me he encontrado millones de otras tardes y que de repente comience el espectáculo de colores y calor. Sí, una fácilmente se acostumbrara a esto.

De hecho creo que ya se ha vuelto mi lugar favorito hasta el momento, porque, aunque amo el sentimiento de hogar que me produce Londres y mi casa allí, la verdada es que mi oficina no me ofrecía ese instante de paz de la naturaleza. Los Ángeles, aun siendo una ciudad llena de edificios autos lujosos y ostentosidad conserva ese contraste con la naturaleza que ofrece el mar a varios minutos y zonas naturales, aire que se renueva con la briza del mar y mucho sol.

Aunque ya estoy afrontando lo extraño del comienzo del invierno a altas temperaturas. Sin embargo, hay un sin fin de cosas que me gustaba de su nuevo hogar, como la vista panorámica de la habitación principal -que no había notado la primera vez que estuve aquí-. La sala de estar y las escaleras hasta el siguiente piso contra la pared de cristal y por supuesto mi nueva oficina encabezan la lista. Y era por obvias razones ¡Las paredes de cristal era el mayor fuerte del piso!

Brazos enlazados en mi vientre que ya destaca y me sacan de mis divagaciones climáticas. La voz ronca de Ross llega justo después de besar mi cien, sus labios rozando allí mismo mientras lo hace.

— ¿Te gusta tu oficina? Aún puedo pedir que cambian alguna cosa o todo si lo prefieres...

¿Qué diablos...?

— ¿Qué? ¡No! Esto, esto es perfecto. Mira esta vista. Es hermoso. Mágico.

Justo después de decirlo casi río. Que me parta un rayo si un año atrás imaginaba estar diciendo estas cursilerías. Ross me hace quedar frente a él, ahora pecho con pecho y la luz del atardecer que está en su crescendo me calienta la espalda.

—Me gusta que te guste. Esto es por ti, por nosotros.

—Ahora puedo ver porque has especificado que la habitación del bebé esté de este lado. Es increíble.

Él cala por un rato. Sé que es más que simplemente disfrutar del momento. Está organizando sus pensamientos.

— ¿Cariño..?

—Hace un tiempo hablamos los chicos y yo en darnos un tiempo de la banda, cosa que es necesaria por los bebés,  pronto vamos a hacerlo oficial. Y oye, podríamos buscar una casa en cualquier lugar que quieras aquí mismo en hay quintas y terrenos perfectos para hacer una casa apta —Hace otra pausa, se aclara la garganta y rebobina — ... Y por eso he estado pensando en que si quieres, ya sabes vivir en un lugar más convencional para criar a nuestro hijo o hija...

—Wow Ross, eso es muy repentino cuando acabas de remodelar este piso.

—Igual tenía que hacerlo, no quiero deshacerme de él ya que sé nos ará falta muchas veces. ¿Entonces, qué opinas?

El atardecer apagándose hace que su cara cincelada y hermosa cambie del rosa al morado y de esta al azul. Sus ojos brillan repletos de amor y de futuro. Es tan sexy y tierno que es casi insoportable y por eso pongo mi mano en su nuca y lo beso, para soportar mejor el estallido que sufre i corazón cada vez que lo veo, que lo siento, que sé que esta allí por mi.

—Opino que no es una mala idea, pero que no tengamos apuro ¿Sí? Tenemos todo el tiempo y dejemos que la idea se desarrolle, paso por paso.

Nos abrazamos un poco más, nos besamos también por un rato.

— ¿Cuando tienes planeado estrenar esta super nueva oficina? No quería decírtelo pero creo que las oficinas te atraen mucho y ya que nunca pudimos tener sexo en una...

— ¡Calla! Y ve a asegurarte que haya algo de comer en una hora. Tengo que atender algo que me ha enviado Halsey sobre la apertura de la nueva sede, no puedo holgazanear más y bebé y yo estamos hambrientos.

Trabajo sin parar, leyendo, editando, renovando y firmando contratos, permisos; haciendo llamadas y revisando correos durante la siguiente hora. Trabajo rápido porque sé que me cansaré muy pronto, mi aguante ya no es como antes. Ross me trae té y galletas de manzana -una receta de Lonie- y cenamos tarde. Al día siguiente tengo cita con la psicóloga y dos días más tarde es mi cumpleaños y tengo cita con la ginecólogo.

La Heredera |Raura|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora