La Heredera |Raura|

Capítulo 10

NUNCIO!!!! NO QUIERO SER ACUSADA DE TRAUMAS ASÍ QUE CUANDO VEAN ESTA  FIGURA →▼SIGNIFICA QUE ES UNA ESCENA INTENSA XXX ASÍ QUE SI NO SE CREE CAPAZ DE LEERLO PASE DE  LARGA HASTA QUE VEA ESTA →▲ GRACIAS Y DISFRUTEN.

Laura exhaló otra bocanada de aire. Su pecho subía y bajaba frenético. La anticipación, era casi insoportable, el cuerpo le temblaba jodidamente como una silla de masajes. Estaba desnuda y arrodillada como él le había ordenado se sentía expuesta, anhelante... excitada. Lo cual lo convertía en una insensatez. Si tuviera en sus sentidos comunes saldría de ese lugar en el acto; mas bien no se hubiera dejado convencer de aquello ¿En qué coño había estado pensando?

La verdad es que la expectación a lo desconocido la ponían paranoica. Ella quería estar allí con él y comenzar algo nuevo, pero, ¿era tan necesario tanto teatro?  Siempre ha llevado la voz cantante de su mundo ya que, de muy pequeña el accidente de sus padres modificó su vida de forma radical y para siempre —además de que fue muy doloroso— y luego su ambiciosa tía comandaba con mano de hierro cada uno de sus movimientos durante la transición de la niñez a la adolescencia y durante esta. Una vez fuera del yugo de Sophia al convertirse mayor de edad se dijo que nadie volvería a desviar su vida. Que cada paso premeditado sería siempre suyo, que nadie volvería a ser el resultado de nadie más... Y allí estaba, desnuda y de rodillas cual esclava, sumisa.

A punto de poner final a su posición absurda la puerta fue abierta, dejando ver el cuerpo del hombre por el umbral que hacía marco a su figura alta y viril. Se había quedado quieto, escrutando con la mirada. Se sintió más inhibida que nunca antes. Pero la verdad es que su presencia la hizo incapaz de moverse, de pensar con claridad. Intenso placer se apoderó de su cuerpo, vino en oleadas que se apoderaba de su sentido común. De repente sintió la necesidad de que la encontrara hermosa y que sintiera orgullo de encontrarla tal y como le había pedido tan sagazmente. ¡Era una incoherencia! hace un segundo estaba preparada para largarse dando patadas por culo y nunca más ser el juguete de nadie y ahora quería con todo su ser complacerlo. Se quedó allí fundiéndose bajo su mirada intensa como un láser de lujuria.

Ross quedó de piedra, su desnudez y belleza le arrebató el aliento. Y orgullo de que hubiera aceptado su petición por más difícil y rebajante que pudiera parecer. Pero no era rebajante no ya descubriría que no había manera de ser más adorada que arrodillada sus pies. Dicho orgullo le infló el pecho y le endureció el miembro ¡Maldición! Como si no hubiera estado bastante cachondo durante el viaje al lujoso hotel, no desde que la vió en la puerta de su departamento.

Notó cómo su cuerpo se sonrosó en una sola oleada, haciéndola un poco más hermosa. Una sirena, tentación pura; jamá había vista nada tan precioso... Y suyo. 

Aún a la distancia visualizaba los pezones de un rosado más furioso de lo que eran normalmente, su respiración agitada y los labios entreabiertos le decían de su excitación, por si necesitaba más pruebas, el aire, olía ligeramente a almizcle, a sexo, a excitación pura la de ella y la suya propia.

Incapaz de quedarse quieto y lejos de ella un segundo más dio los primeros pasos hasta ella. Ahogó un gemido cuando los pantalones se frotaron con su miembro super sensible. No veía la hora de quitarse esos condenados, pero más fuertes eran sus ganas de tocarla, de hacerle saber lo hermosa que se veía y lo valiosa que era para él. Cuando hubo estado a escasos centímetros de ella, la contempló un segundo más antes de inclinar, cogerla de un codo y erguirla. Pusos sus manos a cada lado de su cabeza y acarició su cuello hasta los hombros descendiendo. La sujetó de los hombros y la atrajo hacia sí, donde sus narices se rozaban. Los grandes y atentos ojos cafés bailaban mirándolo a él, su boquita semiabierta seguía inhalando y exhalando oxígeno cálido que pasaba a chocar con su cara de salida. Exquisito.