Había una vez una joven encerrada en un castillo, todos ustedes pensaran que algún príncipe valiente iría a rescatarla, pero no es así. Por mucho tiempo estuvo cautiva en ese hermoso castillo, pues le era útil al rey, solo que... había más de un mot...
El caos se desato en cuestión de segundos, Amelia corrió a donde estaba el rey, en medio de un inmenso charco de sangre. Pero quien en verdad estaba completamente en shock era Iván al ver al hombre que lo cuido desde pequeño, que fungió como su padre cuando no tenía a Elian, a aquel hombre que lo cuido como si fuese su hijo, era un traidor y no sabía cómo paso.
En segundos, Dorian y Anna, los doctores vampiro, aparecieron para atender al rey, pero la herida era tan grande y justo en la yugular que no había tiempo para hacer nada. La sangre salía a borbotones del cuello del rey, quien miro a su esposa e intento decirle algo, pero fue difícil y doloroso el simple hecho de intentarlo. Al final, dejo de esforzarse, las palabras no salían así que se relajo y espero a encontrarse con su hijo.
Los gritos de Amelia y de André resonaban en todo el lugar, pero pronto se vieron eclipsados por un ruido ensordecedor y una luz roja que entro por la ventana del estudio e ilumino todo el lugar. En ese momento entraron dos guardias sobresaltados.
— ¡Acaban de entrar en el castillo! —grito uno de ellos—. Alguien desactivo los hechizos de protección.
— ¡Protejan a la reina, ahora! —dijo otro soldado quien levanto a Amelia y prácticamente cargándola la sacaron del lugar. Los otros tres soldados comenzaron a sacar a la gente de la habitación, Victoria fue empujada para salir pero ella solo pensaba en una cosa.
— Tengo que ir por Mila —dijo a quien sea y se echo a correr.
— ¡Victoria! —grito André.
— ¡Ve, ve! —le grito Elian, quien llevaba a Iván que parecía ido.
— No vayan a las catacumbas, ese lugar está comprometido —advirtió el príncipe.
— Iremos al bosque en el oeste, lo esperaremos ahí —le dijo un soldado, André asintió y se esfumo en un bliț, para aparecer en su habitación, donde habían dejado a Mila al cuidado de una de las sirvientas.
Pronto busco con la mirada a Mila o Victoria, pero se encontró con el horroroso desastre de una de las bardas de su habitación estaba derrumbada, Victoria estaba quitando los escombros porque justo debajo de la gran piedra gris estaba la sirvienta con Mila.
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Envuelto en pánico, André comenzó a remover la piedra hasta que abrieron un hueco. Victoria como era más pequeña y esbelta que él se metió en el hueco y saco a Mila, después André siguió quitando el escombro hasta que pudieron sacar a la sirvienta, lamentablemente ya no había nada que hacer pues a la vampiresa le había caído una gran piedra en la cabeza rompiendo los huesos de su cuello e inmediatamente matándola.
El príncipe no podía hacer ya nada por ella, así que se dirigió a Victoria quien había puesto a Mila en la cama para revisar su cuerpecito ya que su ropa estaba empapada de sangre y no sabía si era de ella o de la sirvienta que la salvo.
