Capítulo 70

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No duermo nada, después de que se pasara el efecto del sedante, la angustia de no saber que ocurrió con Miguel y Mila me matan, a pesar de que Spector me dijo que el ángel cruzaría el portal que está en el subterráneo. Es seguro porque el portal fue creado en la Tierra y son escasas las personas que saben de estos portales por ello lo mantienen en secreto, ya que son en casos de emergencia.

Salgo de la cama y miro al príncipe completamente dormido a un lateral de la cama, por lo menos ha tenido la decencia de dormir en el piso. Camino despacio hacia la salida, se que hoy nos marchamos de aquí para ir con mi padre, Spector al principio dijo que solo él iría pero en vista de los múltiples problemas que hemos creado sabe que cuando llegue, a alguien encontrara muerto.

Así que a hurtadillas salgo a la fría calle, no hay casas hasta después de un kilometro así que camino con tranquilidad. Me siento un poco más fuerte, pero solo porque tengo a alguien por que luchar. Camino a toda prisa hasta llegar a la ciudad, que importa si mucha gente ha salido de sus casas para comenzar con su día a día, yo tan solo quiero ver por última vez a las personas que cuidaron siempre de mí y ambos me dieron todo el amor que tenían en sus corazones.

Exhausta llego hasta los suburbios implorando porque ellos aun estén en casa. Me escondo entre los autos que están aparcados justo enfrente de mi antigua casa. El auto de mi padre aun está ahí así que respiro con alivio y me mantengo en guardia. Hoy lo único que traigo es uno de esos vestidos viejos que encontré en el sótano, no traigo nada para cubrir mi rostro, así que cuando sale Javier y Marisa Ospina me agacho lo más que puedo, mis hermanas, Melinda y Clara, salen detrás de ellos y sonrió al ver lo mucho que han crecido.

Marisa le dice algo a la pequeña Clara y le enrolla su bufanda alrededor del cuello dejándola solo con sus pequeños ojos descubiertos, tal como lo hacía conmigo, después todas suben al auto de Javier. Él enciende el auto y se pierden en la lejanía de la calle, para comenzar otro día más... otro día más sin Norah.

— No deberías estar aquí —pego un salto del susto, me giro y esta vez no es Claudius, sino Spector y viene con Iván.

— Quería verlos por última vez —regreso la mirada a mi antigua casa.

— Viviste aquí muy feliz —dice Iván—. Ellos siempre te recordaran de esa forma.

— Si, lo sé —Iván me toma de la mano y me da un apretón a pesar del dolor que le ocasiona mis manos iluminadas—. Supongo que hay que irnos.

— Supones bien —sonríe Spector—. Saca esas hermosas alas y vámonos de aquí.

Vamos al jardín trasero de mis antiguos vecinos, no hay nadie quien nos pueda ver, aprovechamos eso y emprendemos el vuelo lo más rápido que podemos hasta llegar a la casucha donde veo que ya todos han comido y empacado. Yo corro al sótano, no tengo pertenencias pero al menos llevare esos libros extraños conmigo, tal parece que quien vivía aquí también le gustaba la fantasía en especial las hadas, pues los libros tratan de ellas. No sé como hubiese reaccionado el dueño si supiera que existen y que yo soy una.

Escucho el grito de Spector para apurarme, pero solo necesito encontrar un bolso donde pueda cargar con todo, la sombra se estresa por que baja con fuertes pisadas.

— El tiempo es oro niña, andando.

— Necesito llevar los libros —recojo en mis manos todos los que puedo.

— ¿Por qué? Ellos estará aquí esperando la próxima vez que quieras venir, pero ahora...

— ¿Son tuyos los libros? —lo interrumpo, ahora que lo pienso, ¿será de él la casa? Lo miro esperando una respuesta y solo obtengo de él un sonoro suspiro.

My Immortal (Fény 1#)   |   EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora