Capítulo 41

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A la mañana siguiente despierto un poco mejor. Las oleadas de calor me siguen atacando, al punto de parecer una señora de cincuenta con menopausia. Ni siquiera el príncipe de hielo puede hacer algo para ayudarme, pues el frío invernal que desprendía ya no lo siento. El sol de primavera esta derritiendo la nieve del invierno, tal como dice la profecía. Me da miedo el hecho de que se esté cumpliendo y no solo yo pueda morir, sino también el príncipe.

André sigue dormido, así que con mucho cuidado me deshago de su abrazo, con cuidado bajo de la cama y en silencio salgo de la habitación hasta ir a la de mi padre que comparte con Iván. Toco antes de entrar y lo encuentro sentado, mirando con cuidado al chico. Voltea a mirarme, su rostro esta serio e inmediatamente me alarmo.

— ¿Qué pasa? —pregunto mientras me acerco a la cama de Iván y busco algo. No hay nada inusual en él, simplemente esta en un sueño profundo.

            — ¿Escuchas una voz? —pregunta Elian y al instante me tenso, ¿qué debería decirle?

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— ¿Escuchas una voz? —pregunta Elian y al instante me tenso, ¿qué debería decirle?

— ¿Por qué?

— Iván tiene pesadillas —regresa su mirada a él—. Habla entre sueños y pide que la voz se vaya.

— Quizás escucha a sus mismos pensamientos.

— Lo dudo, ¿tú has escuchado algo?

Dudo por unos segundos, pero al final niego. Pero no porque yo así lo quiera, la voz misma me ha dicho que lo niegue. Elian me mira con ojos entrecerrados no muy convencido pero al final desiste. Vuelve a sentarse en la cama y me invita a sentarme a su lado, me pregunta por qué ve venido tan temprano a verlo y si ya estoy mejor.

Estoy un poco mejor y eso se nota inmediatamente, he salido de ese estado zombi. Él asiente y sigue escuchándome pero hay un montón de cosas que quisiera preguntarle. Hay mucho que aun no comprendo, pero ni siquiera puedo formular una pregunta coherente en mi cabeza. De repente Elian sonríe y acaricia mi cabello.

— Te pareces mucho a Eugene, excepto por el color de ojos —sonríe de forma melancólica—. Hubiese querido que todo fuera diferente para ti y para Iván.

— Pero tú no tuviste la culpa de nada —trato de confortarlo con esas palabras, pero dudo que lo hagan.

— Tuve la culpa al quedarme a luchar con las demás sombras y no proteger a tu madre —mira su mano izquierda, en sus nudillos tiene varios signos tatuados que no comprendo, además de que en su dedo anular tiene un anillo plateado, incrustado con pequeñas piedras moradas; levanta su mano para que vea mejor el anillo—. Eugene lo hizo, con su magia hizo esto. Le agrado mucho como los humanos intercambian anillos cuando se casan, para tu madre es un gran símbolo de su amor. ¿Tú amas al príncipe?

— Si —asiento convencida.

— ¿No tienes miedo de él? —enarca una ceja—. Todos le temen, Victoria. Quizás no entiendas lo que le ocurrió en aquellos tiempos, pero fue muy grave lo que hizo para asustar a todos los reinos.

My Immortal (Fény 1#)   |   EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora