3.Marinette

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Con una idea, ya sea brillante o no, uno se siente más poderoso, como si el camino oscuro en el que te encuentras se llenase repentinamente de luz y pudieras salir de allí en pocos pasos.

Así se estaba sintiendo Marinette mientras saltaba las escaleras hacia fuera del colegio. Solo tenía un objetivo en mente: buscar a su gato. No importaba como, ni cuanto tuviera que andar...

Recordó que Chat se había marchado por los edificios de la zona norte de la ciudad, cerca de su casa, donde los edificios eran más bonitos y con más detalles arquitectónicos.
Caminó entre los distintos callejones de las calles, buscando entre las sombras hasta que vio en uno de ellos, estrecho y bastante oscuro, una figura que se recostaba contra una pared.

Con el corazón latiendo en un puño se acercó a la figura, con una mano en uno de sus bolsillos agarrando el móvil para utilizarlo si fuera necesario.
Y lo utilizaría.

Pero para su sorpresa se encontró con un "inconsciente" Chat Noir, que se recostaba con los brazos sobre las rodillas y la cabeza echada hacia atrás. Tenía los ojos cerrados y un sudor frío perlaba su frente.

Marinette ahogó un gemido de sorpresa y se apresuró a su lado. Su mano tocó el hombro del felino, quien se movió intentando alejarse, aún sin abrir los ojos.

-Chat noir?-Preguntó con delicadeza ella, fijándose en el rostro herido del chico. El rubio tenía un chorro de sangre seca que le caía desde la nuca hasta la mejilla, donde tenía un pequeño moretón y una herida. 
Quiso acariciarla. 

El chico abrió uno de sus ojos para verla entre el dolor que sentía. Reconoció a la joven azabache que compartía clases con su forma civil. Su mirada lo hizo sentir avergonzado y débil, por lo que bajo los ojos con vergüenza.

-¿Que...haces, princesa?-Preguntó cuando sintió a la chica tirando de él para que se levantase.

-Ven conmigo, estas herido

Su voz era dulce, amable, tan femenina...Dejó que lo levantase y caminó entre las sombras junto con ella hasta llegar a su casa, que tenía leves luces encendidas y un delicioso olor a pan se coló por su sensible nariz.

De un salto subió a ambos hasta el balcón de la chica, para que así sus padres no lo descubrieran y la dejó suavemente en el suelo para que abriese la puerta que daba al cálido interior de su cuarto.

Con un gesto dejó entrar al chico y lo hizo sentar en la pequeña cama que tenía en el piso inferior de su cuarto, donde a veces Alya dormía cuando quedaba a dormir con ella.
El chico quiso protestar pero ella no le dejó, simplemente dijo que iría a por algunas cosas y que la esperase "como un buen gatito" en aquel lugar.

El chico no pudo evitar obedecer.

Marinette "voló" por las escaleras en busca del botiquín de primeros auxilios y a mayores, se coló en la panadería y tomó un par de bollitos, croissants y dos tazas de chocolate caliente. 
Subió todo a su cuarto sin hacer sospechar a sus padres, encontrando al minino donde le había dicho que esperase. 

Dejó la bandeja con los dulces al lado de Chat noir y colocó el botiquín a sus pies para coger todo lo necesario para curar al gatito.
Con delicadeza repasó su rostro masculino con el algodón y limpió los restos de la sangre seca para luego poner una curita. El chico ponía expresiones de dolor pero no dijo nada. Haciéndose el fuerte. Ese gesto enterneció a Marinette, que terminó de curarlo.

-Listo...¿Es-Estas bien?

Su voz empezó a tartamudear cuando aquellos ojos gatunos,con aquellas joyas verdes brillando, la empezaron a mirar fijamente. Se estaba perdiendo en ellos, tan intensos, ....hasta le temblaban las piernas.

Un gato solitario *Marichat*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora