Captura a la reina #WeareWorld

Capítulo 5: El encapuchado

♦ ♦CAPÍTULO 5♦ ♦

EL ENCAPUCHADO

No me gustaban los retrasos. No había bajado por una endeble cuerda, haciendo un intento de escalada por la pared de piedra del castillo (para poder evitar a los guardias y su maldita seguridad), y corrido como una lunática hasta el bosque una noche oscura, para luego estar mirando el reloj de muñeca impaciente y con poco más que hacer.

Y eso que yo nunca llegaba a tiempo a ninguna parte. Pertenecía más bien al grupo de las personas que corrían de un lado para otro, para acabar llegando varios minutos tarde a pesar de sus esfuerzos por ser puntuales. Y aun así, me molestaba que mi cita no llegara a la hora acordada. ¿Qué ocurre? ¿Es qué no podía ser contradictoria? La perfección es aburrida, amigos.

— ¿Natlys, no?

Me volteé con la mano apoyada en la pistola por debajo de la capa, la cual la ocultaba por completo. El desconocido, también se había calado una capucha negra impidiendo que pudiera averiguar su identidad.

Su voz era algo ronca, pero agradable (e incluso resultaba atrayente). Me dije que era un hombre joven, quizás tuviera pocos años más, o incluso mi edad con algo de suerte. Era bastante más alto que yo, y aunque yo no era precisamente una jirafa (lo cual me molestaba en cierto modo), su altura podría ser comparada con la de mi amigo Veret sin problema alguno.

—Ya veo que conoces mi nombre—le dije con recelo, manteniendo mi cabeza y mi pose erguida.

El chico se encogió de hombros y metió las manos en los bolsillos de su pantalón tranquilamente. Varios mechones negros se balancearon sobresaliendo de la capucha, que se había subido levemente dejando ver la mayor parte de su cuello y la barbilla. Miré sus manos, colgadas a los lados de su torso con despreocupación. Me sorprendió el hecho de que él no llevará un farolillo o algo para alumbrarse. Estaba demasiado oscuro como para poder guiarse sin ayuda de una luz.

—Digamos que no es demasiado complicado averiguar el nombre de alguien que pertenece a la realeza—respondió mostrándome una divertida sonrisa.

Tonta de mí... claramente sabía mi nombre, cualquiera que viviera en aquellos años conocía mi identidad. La capucha había subido hasta sus labios de sonrisa felina, pero seguía sin poder ver sus ojos y aquello no me gustaba.

—En ese caso estoy en desventaja, ya que yo desconozco el tuyo—le respondí con cierta frialdad.

—Eso se puede arreglar—me contestó sin perder su expresión—. Pero no hoy.

— ¿Cómo que hoy no? —le pregunté con notable recelo—. No he venido al bosque a encontrarme con un completo desconocido, para que ahora mi supuesto informador no me dé ningún dato sobre Seneth.

—Así que ya hablas sobre él familiarmente, eh. —rió él y yo fruncí el ceño molesta—. Es un auténtico cabrón, ¿lo sabías?

Yo bufé.

—Algo he podido notar al respecto...

—Tal y como yo suponía—coincidió él con diversión.

No me estaba gustando el rumbo que estaba tomando aquella conversación. Demasiados rodeos que solo me hacían verme más impaciente e inquieta. Esto era mala señal.

— ¿Te importaría ir al grano? —Pregunté impacientada.

—Claro, princesa. Pero como ya te he dicho, no ahora, y mucho menos... aquí—dijo como si aquel lugar le repugnara. "¿Y a este qué le pasa?" pensé.