Y pensar que yo iba a disfrutar de la vida en palacio, sin la necesidad de soportar todo la tensión que requiere llevar una corona en la cabeza... Al fin y al cabo, tan solo era la segunda en la sucesión al trono.
Ahora todo eso forma parte del pas...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
♦ ♦Capítulo 33 ♦ ♦
EL LAZO DEL DESTINO
Parte 2
Tal y como el rey había asegurado, minutos después tanto Veret y Éderick como el resto de híbridos del clan Lysstyrke se encontraban equipados y preparados para el retorno al clan en la sala del trono.
Los inspeccioné uno a uno, asegurándome de que no existía daño alguno en ellos, y al llegar hasta Drell, me sorprendí al notar que el golpe del otro día apenas era visible. Quizás había sido una exagerada y no resultó ser para tanto. O tal vez sus capacidades curativas eran mejores que las de un ser humano corriente. El primer día en el clan le había clavado un cuchillo a Drell en la pierna y él había salido minutos después tan campante. Más tarde me había explicado que había una poción curativa muy común en el clan. Probablemente se trataría de eso.
Inconscientemente, busqué su mirada, pero él parecía más concentrado en el trono del rey, observándolo con la mandíbula tensa. Sus ojos estaban clavados en Kellan, y en ellos destacaba el desprecio y la repulsión. Tragué saliva esperando que no ocurriera nada, mientras fingía no haber visto las manos convertidas en puños de mi amigo.
Lo que menos necesitaba era una discusión exactamente antes de partir. El rey híbrido y yo habíamos acabado medianamente bien (y con eso me refiero a que no nos habíamos arrancado la cabeza aún), y era imprescindible que nuestra relación continuara siendo de esa manera. Ahora éramos aliados, y debíamos velar el uno por el bien del otro. En caso de no cumplir con nuestro pacto, sabía lo que me esperaba y no estaba en absoluto dispuesta a ello.
Kriger y Éderick se encontraban a ambos lados de Veret, con el rostro sereno, y atentos a cualquier movimiento. Ambos habían sido bien adiestrados. Por un lado Kriger era un guerrero del clan Lysstyrke, y estaba segura de que se había enfrentado a situaciones desagradables. Y Éderick al igual que yo era miembro de una de las familias más importantes de Kvarts. Mantener la compostura era algo que nosotros aprendíamos a muy temprana edad... algunos mejor que otros...
Me fijé en Veret, quien mantenía su rostro serio, pese a que yo lo conocía demasiado bien cómo para saber que en su interior se sentía como una hoja de papel, demasiado rasguñada como para no estar a punto de romperse. Su mirada conectó con la mía, y entonces en sus labios se formó una fina línea que luchaba por parecerse a una sonrisa. Le sonreí de vuelta, intentando calmarlo, y su rostro pareció relajarse levemente.
Suspiré.
Ojalá pudiera evitarle esa sensación de impotencia y de no pertenecer a este lugar, que yo había sentido durante toda mi vida.
Tan solo me dio tiempo a observar por último a Dellery, quien evitó mi mirada a toda costa. Puede que también tuviera que ver que estuviera demasiado distraída fijando sus ojos en Kellan, de una forma escalofriante.
