Capítulo 17: Un juego peligroso (Parte 1)

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♦ ♦CAPÍTULO 17♦ ♦

UN JUEGO PELIGROSO

Parte 1




— ¿Natlys?

Pegué un respingo, sobresaltada, y rápidamente me llevé las manos a los ojos, pues los rayos de sol me pegaban directamente en la cara. Al tratar de estirarme, descubrí que el sillón en el que había caído rendida la noche anterior tras el largo viaje, no era el mejor lugar para dormir. La espalda me crujió y tenía el cuello dolorido.

Llamaron a la puerta.

Entre quejidos, me removí en el sillón perezosamente, intentando levantarme con el objetivo de abrir a la persona que esperaba en el pasillo. Sin embargo, tenía un grave problema. Mis ojos se abrieron como platos. A mí derecha estaba Drell, exactamente en el mismo sitio en el que le había visto la noche anterior, completamente dormido.

— ¿Natlys? ¿Estás ahí? —repitieron volviendo a golpear la puerta con los nudillos.

Entonces pude reconocer claramente la voz de la persona: sin duda se trataba de Wrestler. ¡Demonios! Si entraba y veía al chico pensaría lo que no es, y conociendo lo bocazas que era... estaba perdida.

— ¡Ahora voy! —respondí mientras me acercaba a la cama. Sacudí a Drell, quien abrió los ojos molesto.

— ¿Qué quie...?

Llevé mi mano a su boca para impedir que mi amigo le escuchara y él (supongo que como acto reflejo) me mordió el dedo con fuerza. Yo abrí los ojos desmesuradamente, pero haciendo esfuerzos por no quejarme, me limpié el dedo herido en la ropa y después me lo llevé a la boca mientras miraba a Drell, furiosa.

Él me sacó la lengua. Yo me mordí el labio inferior para no gritarle cuatro cosas, y él sonrió divertido.

— ¿Estás bien? —volvió a preguntar el hermano de Veret. ¿No podía callarse y largarse de una vez?

Drell señaló la puerta, sorprendido. ¡Al fin se daba cuenta de que había alguien! Yo asentí con la cabeza, y le indiqué que se metiera debajo de la cama. Más bien le empujé para que cayera al suelo y después levanté la colcha para que entrara, pero los detalles carecen de relevancia...

—Sí, por supuesto. Pasa—anuncié mientras Drell acababa de esconderse.

La puerta se abrió y Wrestler entró en la habitación dudosamente, como con temor de que ocurriera algo, vete tú a saber el qué. Después me miró.

— ¿Molesto? —Preguntó confuso.

— ¿Qué? —Pregunté haciéndome la sorprendida—. Por supuesto que no, Wrestler—dije enarcando una ceja. Él ladeó la cabeza, dubitativo y algo nervioso—. Siempre estoy abierta a las personas que quieren disculparse conmigo.

Las últimas palabras las escupí con cierto rencor.

— ¿Disculparse por qué? —Preguntó él confundido, casi como si fuera un susurro nervioso.

En mi cabeza la respuesta era clara: por no creer que aquellos muertos del bosque se volvieron cenizas repentinamente, por pensar que estaba loca, y por no apoyarme cuando conté la verdad. Sin embargo, no podía explicarle eso, porque entonces también tendría que contarle que aquellos cuerpos pertenecían a unos híbridos entre humanos y lobos, que yo también era una de ellos, y que éramos los únicos que podíamos detener una catastrófica guerra que incluía a todos y cada uno de los reinos de Seks.

Captura a la reina #WeareWorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora