Captura a la reina #WeareWorld

Capítulo 22: El susurro de la verdad (Parte 2)

♦ ♦Capítulo 22♦ ♦ 

EL SUSURRO DE LA VERDAD

Parte 2

Me desperté agitada, empapada en sudor y con las sábanas enredando mi cuerpo molestamente. Aquel sueño... había sido tan endemoniadamente real. ¡Había matado a Seneth! ¡Le había disparado una bala en la cabeza y había probado su sangre!

Y sin embargo, me lo había acabado encontrando de nuevo en mi alcoba, con una pistola y apuntándome.

El príncipe me atormentaba hasta en mis horas de sueño. Rebusqué debajo de la almohada y saqué la piedra de luna. Drell me había pedido que durmiera con ella, que aquellas visiones que tuve (como la del ataque de Seneth a mi tía Sidste mediante magia), podían ayudarnos. Sin embargo, aquellas noches solamente había tenido terribles pesadillas. ¿Y si se volvían realidad? ¿Y si en un ataque de rabia, intentaba matar a Seneth y él acababa conmigo?

Busque a tientas en la oscuridad y prendí la pequeña lámpara de mi mesilla de noche. Paseé los ojos por mi habitación. Todo parecía estar en orden. Los cajones y el armario cerrado, la silla pegada al escritorio, las fotos colocadas en las estanterías, los paisajes enmarcados y sin haberse movido ni un solo ápice.

Apagué la luz, me recosté, me tapé con la manta y cerré los ojos. Sin embargo, pronto volví a abrirlos puesto que me encontraba sudorosa e incómoda. Me levanté de la cama nuevamente, y caminé hasta la ventana. Giré la manilla. Fuera estaba oscuro. No se oían los cantos de los grillos como en verano. Tan solo me devolvieron el saludo los susurros de las hojas removiéndose por el viento. El aire era frío y cortante, justo lo que necesitaba en aquel momento. Tras varios minutos contemplando la negrura del cielo y de mis vistas al jardín, decidí que era suficiente, así que cerré la ventana dispuesta a escabullirme de nuevo a mi preciada cama.

Giré sobre mis talones con aquella idea en la cabeza, pero alguien me tapó la boca. Intenté escabullirme, pero sus brazos me sujetaban firmemente. "Seneth" pensé alarmada. Asustada, le mordí la mano con todas mis fuerzas, y escuché un chillido por parte del atacante, que me liberó al instante. Me volteé dispuesta a golpearlo, pero me llevé una enorme sorpresa.

— ¿Pero qué demonios haces aquí?

Drell se había llevado la mano dolorida a la boca, y me miraba con los ojos estrechados, como si fuera mi culpa que se hubiera colado en mi habitación y tras darme un susto de muerte, hubiera decidido atacarle.

—Había venido para asegurarme de que no te encontrabas en peligro—dijo él aun cuidando su herida. Alcé una ceja, extrañada. Él apartó su mano de los labios y suspiró—. Digamos que después de tu discurso de esta tarde, estaba algo preocupado por tu... situación con Seneth. Quería descartar la idea de que te estaba acechando.

— ¿Y tu mejor manera para hacerlo es colándote en mi cuarto en plena noche? —Repliqué molesta.

Drell se encogió de hombros.

— ¿Me hubieras dejado entrar si te lo hubiera pedido? —no le respondí, puesto que la respuesta era negativa—. Eso me dije yo... Ah, y... no me he colado en plena noche. Llevo aquí desde la hora de la cena.

— ¡¿Desde la hora de qué?! —Exclamé, pero él me pidió que bajara el tono de voz por razones obvias: no debíamos ser descubiertos.

—Tranquila, no me quedé aquí para espiar cómo te cambiabas de ropa o alguna otra estupidez que se te haya pasado por la cabeza. Puedo asegurarte que me quedé dormido debajo de tu cama, y para cuando me desperté, tú ya estabas roncando como si no hubiera un mañana.