Captura a la reina #WeareWorld

Capítulo 16: El ojo que todo lo ve (Parte 1)

♦ ♦CAPÍTULO 16♦ ♦

EL OJO QUE TODO LO VE

Parte 1

La hoja en blanco me miraba desde el escritorio. Yo la observé con ojos furtivos. Llevaba alrededor de un cuarto de hora analizando cada milímetro de aquel trozo de papel, lanzando de vez en cuando alguna mirada desanimada por la ventana. Dagnýn y Seneth habían decidido dar un paseo en caballo por la tarde, pero al parecer aún no habían salido. Así que ahí estaba yo, tratando de dibujar algo decente que no se me venía a la cabeza, pensando en lo que debería hacer cuando mi hermana y su prometido salieran de palacio.

Miré el reloj. Ya eran las cinco y tan solo había dormido treinta escasos minutos (y de pura casualidad). Por muy fatigada que me había sentido al llegar a palacio, los nervios y la presión parecían haberme ayudado a recuperar las fuerzas y la energía rápidamente. Mordisqueé el lápiz, frustrada. Si era incapaz de dejar de pensar en que debía espiar los pasos de la pareja real, ¿cómo iba a poder dibujar algo que resultara convincente?

Finalmente acabé utilizando el lápiz para colocármelo en el cabello, ya que los mechones que caían sobre mi cara me ponían aún más nerviosa. Crucé las piernas y apoyé la barbilla en mis manos pesadamente. Pronto descubrí que mi pie derecho golpeaba rítmicamente el suelo. Me estaba volviendo hiperactiva. Necesitaba hacer algo y pronto. Eso de estar encerrada en un cuarto con una única (pero amplia) ventana era superior a mí y a mis instintos.

De repente llamaron a la puerta, y yo me levanté como un resorte de la silla. Caminé tan rápido como pude hasta la puerta, y giré la manilla con la esperanza en mis pensamientos. Pronto desapareció, y una expresión de sorpresa ocupó mi rostro.

— ¿Qué demonios haces tú aquí? —Pregunté con una mueca de desagrado. Después me di la vuelta ignorando a mi hermana, y volví a sentarme en la cama para continuar con un libro que había comenzado a leer (antes de dejarlo tirado y abierto por los nervios).

—Hola a ti también, hermanita—me contestó con un tono orgulloso y cínico.

Yo levanté la vista de mi libro, y alcé una ceja inquisitiva.

— ¿No ves que estoy ocupada? —la pregunté, y ella arqueó una ceja al igual que yo. Qué asco ser hermanas y tener ciertas costumbres... —. Largo.

Ella gruñó por lo bajo, y hecho a andar hacia la puerta para mi alivio, pero antes de marcharse se giró para mirarme.

—Cómo se nota que Seneth es todo un caballero... después de lo que le hiciste durante sus primeros días en palacio, y aun así me ha dicho que quería que arreglara las cosas contigo porque no quería vernos separas por su culpa—confesó con un tono cargado de repulsión—. Deberías aprender de él.

Por supuesto, el caballero andante dejándome en evidencia delante de mi hermana. Él sabía que yo no la iba a perdonar, eso estaba claro. Seguramente por eso mismo aún no habían salido a montar a caballo.

Sin embargo, no me convenía estar enfadada con mi hermana. Demonios.

— ¡Espera! —la llamé, tragándome mi orgullo propio. Esperaba obtener buenos resultados de todo esto... Dagnýn apareció en la puerta con los brazos cruzados. Bien—. Nyn, quería decirte algo. Yo...—esto iba a ser muy duro...—, lo siento. Perdóname. Debería estar feliz porque te vas a casar y todo eso, además de que...—allá voy...—, Seneth es un buen hombre y será un buen marido.

Me mordí el labio inferior con fuerza, tratando de no gritarla en cualquier momento que en realidad todo lo que estaba saliendo de mi boca era mentira, y que odiaba a ese maldito hombre que tenía por prometido, además de que era muy probable que fuera un Forreredi, traidor a la corona.