Captura a la reina #WeareWorld

Capítulo 36: Un acto imprevisible (Parte 1)

♦ ♦Capítulo 36 ♦ ♦

UN ACTO IMPREVISIBLE

Parte 1

Cuando vi asomar dos trenzas pelirrojas a través de la pequeña ventana, no pude evitar sentirme aliviada. Por dos razones: la primera, que Hedrid estaba bien y que podría hablar con ella acerca de su mensaje; y la segunda, que los efectos del alucinógeno habían desaparecido, y así sería hasta que volviera a tocar la puerta o las ventanas de nuevo.

La puerta se abrió, y lo primero que encontré fue una niña con expresión muy preocupada que no pertenecía a su personalidad en absoluto.

Drell entró poco después, con unos rasgos serios que tampoco ayudaron a calmar mis nervios.

—Necesito hablar contigo.

—Lo sé. Pasa al salón, siéntate y cuéntamelo todo con pelos y señales.

No hizo falta más para que Hedrid se sentara a mi lado y comenzara a relatarme los sucesos que la mantenían con la cabeza ocupada. Jugaba con sus manos, con su pelo, y con los pliegues de su vestido. Sus ojos eran esquivos, y su abierta sonrisa no había salido a la luz.

Tras analizar atentamente la sala, y después de un largo suspiro, clavó sus ojos en los míos, decidida a comenzar.

—Creo que algo está ocurriendo en palacio, y no me refiero precisamente a la boda entre la futura reina y el Forreredi.

Asentí para que continuara, pero ella tan solo tragó saliva. Entendí que para más información, se la tendría que sacar a base de preguntas comprometedoras.

— ¿Dónde lo has escuchado?

Ella suspiró. Creo que había algo que evitaba decir a toda costa.

—Un día Caliss le pidió a Venska un libro que necesitaba para un hechizo con el que estaba experimentando. Mi hermana es ayudante del bibliotecario, se pasa los días metida entre estanterías, y Caliss suele acudir a ella cuando está buscando algo en específico.

—Es cierto, Venska lleva trabajando en la biblioteca desde hace al menos cuatro años—corroboró Drell, sentándose cerca de nosotras, en una pequeña silla de mimbre. Hedrid asintió, aunque la noté algo intimidada porque el chico estuviera allí. En seguida comprendí que su nerviosismo no solo se debía a lo que debía contarme, sino a incluir a su hermana, sospechosa de traición, dentro del relato.

—Drell, ¿podrías ir a la cocina y prepararnos dos infusiones? — .Él me miró bastante reacio—. Por favor—insistí.

Poco después, la niña y yo nos encontrábamos solas en el salón. Esperaba que se abriera más durante el tiempo que durara la ausencia de Drell, pero no estaba completamente segura. Mis dudas se disiparon rápidamente.

Hedrid se giró hacia mí y me miró directamente a los ojos, con decisión.

—Bien, pues Venska fue a casa de Caliss con el libro, y aunque ella no tenía la intención de hacerlo, pues ya habrás notado lo poco que le gusta hablar y cotillear a mi hermana, ella escuchó algo que creo que no debería de haber oído—soltó precipitadamente Hedrid, aunque su tono de voz seguía siendo más bajo que lo normal. Drell seguía siendo un híbrido y su oído era más desarrollado. Y nosotras también nos podíamos permitir hablar entre susurros apenas audibles.

— ¿El qué?

— Era algo muy importante, algo sobre la reina—respondió ella—. Algo que parecía estar ocurriendo en palacio y que debía de ser muy peligroso.